Educación: la parábola de la oveja perdida

EL EVANGELIO COMO FUENTE DE EDUCACIÓN

La parábola de la oveja perdida.

EVANGELIO
«¿Quién de ustedes si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el desierto y persigue a la perdida, hasta que la encuentra? Encuéntrala de nuevo, felizmente se la pone en el hombro, se va a casa, llama a amigos y vecinos diciendo: Alégrate conmigo, porque encontré mi oveja que estaba perdida. Por lo tanto, les digo que habrá más alegría en el cielo para un pecador convertido que para noventa y nueve justos que no necesitan conversión.

RESUMEN
La parábola de la oveja perdida es una maravillosa historia contada por Jesús para ilustrar el amor y la compasión que Dios tiene por aquellos que son suyos. La parábola se encuentra en los Evangelios de Mateo y Lucas, y es en respuesta a Jesús criticado y atacado por los líderes religiosos por "haber comido con pecadores". Jesús detiene a la multitud y comienza a contar cómo un pastor dejó su rebaño de 99 ovejas para ir a buscar una oveja perdida.

Esta parábola muestra un maravilloso significado de Dios que busca al pecador perdido y se regocija cuando se lo encuentra. Servimos a un buen pastor cuyo corazón es que seamos encontrados, salvos y renovados.

FORMULARIO EDUCATIVO
Esta parábola dicha por Jesús nos enseña que no siempre tratamos con personas que tienen cosas buenas, sino también con alguien que inspira el mal. De acuerdo con la enseñanza pedagógica de Jesús, nadie debe ser abandonado, pero todo debe buscarse, de hecho, Jesús deja a las noventa y nueve ovejas para buscar a la perdida que, en mi opinión, era la más débil o la peor ya que sin motivo había abandonado el rebaño de ovejas. Entonces, para ser un buen educador, no tiene que buscar quién es bueno en el comportamiento, sino ser bueno de aquellos que se portan mal y cómo Jesús buscó elegir la pedagogía como fuente de vocación y no de profesión.

FORMA PSICOLÓGICA
Desde un punto de vista psicológico podemos decir que Jesús, el buen pastor, va en busca de la oveja perdida que, como hemos dicho, es débil o mala. Para saber, como nos enseña Jesús, que cuando nos perdemos, Dios nos busca y ama más allá de nuestro comportamiento, ya sea bueno o malo. Entonces, esta forma de hacer a Jesús nos invita a hacerlo también con otros hombres para implementar la pieza central de la vida que es el amor mutuo.

Escrito por Paolo Tescione