Familia: cómo aplicar la estrategia del perdón

LA ESTRATEGIA DE PERDON

En el sistema educativo de Don Bosco, el perdón ocupa un lugar importante. En la educación familiar actual, desafortunadamente, conoce un eclipse peligroso. El clima cultural en el que vivimos no tiene una gran estima por el concepto del perdón, y "la misericordia es una virtud desconocida".

Al joven secretario Gioachino Berto, que se mostró tímido y aprensivo en su trabajo, Don Bosco le dijo un día: «Mira, tienes demasiado miedo de Don Bosco: crees que soy riguroso y tan exigente, y por lo tanto parece que me tiene miedo. . No te atrevas a hablarme libremente. Siempre estás ansioso por no estar satisfecho. Siéntete libre de temer. Sabes que Don Bosco te ama: por lo tanto, si haces pequeños, no te preocupes, y si haces grandes, él te perdonará ».

La familia es el lugar del perdón por excelencia. En la familia, el perdón es una de esas formas de energía que evita el deterioro de las relaciones.

Podemos hacer algunas consideraciones simples.

La capacidad de perdonar se aprende de la experiencia. El perdón se aprende de los padres. Todos somos aprendices en este campo. Debemos aprender a perdonar. Si cuando éramos niños nuestros padres se disculparon por sus errores, sabremos perdonar. Si los hubiéramos visto perdonarse unos a otros, sabríamos mucho mejor cómo perdonar. Si hubiéramos vivido la experiencia de ser perdonados repetidamente por nuestros errores, no solo sabríamos perdonar, sino que también habríamos experimentado de primera mano la capacidad que tiene el perdón para transformar a otros.

El verdadero perdón se trata de cosas importantes. Con demasiada frecuencia asociamos el perdón con pequeños errores y faltas. El verdadero perdón ocurre cuando algo verdaderamente serio y molesto ha sucedido sin una razón válida. Superar pequeñas deficiencias es fácil. El perdón se trata de cosas serias. Es un acto "heroico".

El verdadero perdón no oculta la verdad. El verdadero perdón reconoce que realmente se ha cometido un error, pero dice que la persona que lo cometió aún merece ser amada y respetada. Perdonar no es justificar un comportamiento: el error sigue siendo un error.

No es debilidad. El perdón requiere que el error cometido se repare o al menos no se repita. La reparación nunca es una forma larval de venganza, pero la voluntad concreta de reconstruir o comenzar de nuevo.

El verdadero perdón es un ganador. Cuando comprendes que has perdonado y expresas tu perdón, estás libre de una gran carga. Gracias a esas dos simples palabras, "Te perdono", es posible resolver situaciones complejas, salvar relaciones destinadas a romperse y muchas veces encontrar serenidad familiar. El perdón es siempre una inyección de esperanza.

El verdadero perdón realmente se olvida. Para muchos, perdonar solo significa enterrar el hacha con el mango afuera. Están listos para agarrarlo nuevamente en la primera oportunidad.

Se necesita entrenamiento. La fuerza para perdonar nos adormece a todos, pero al igual que con todas las demás habilidades, debemos entrenar para sacarla. Al principio lleva tiempo. Y también mucha paciencia. Es fácil hacer intenciones, luego las acusaciones pasadas, presentes y futuras se desencadenan ante la más mínima decepción. Siempre debe recordarse que quien señala con el dedo a los demás apunta al menos tres a sí mismo.

Siempre es una expresión del amor verdadero. Los que no aman sinceramente no pueden perdonar. Por esto, después de todo, los padres perdonan mucho. Lamentablemente, los niños perdonan mucho menos. Según la fórmula de Oscar Wilde: "Los niños comienzan amando a sus padres; habiendo crecido, los juzgan; a veces los perdonan ". El perdón es el aliento de amor.

"Porque no saben lo que están haciendo". El mensaje que Jesús trajo a la humanidad es un mensaje de perdón. Sus palabras en la cruz fueron: "Padre, perdónalos porque no saben lo que están haciendo". Esta simple oración contiene el secreto para aprender a perdonar. Especialmente cuando se trata de niños, la ignorancia y la ingenuidad son la causa de casi todos los errores. La ira y el castigo rompen los puentes, el perdón es una mano extendida para ayudar y corregir.

El verdadero perdón nace de lo alto. Uno de los puntos de apoyo del sistema educativo salesiano es el sacramento de la reconciliación. Don Bosco sabía bien que aquellos que se sienten perdonados están más dispuestos a perdonar. Hoy pocos confiesan: por esto hay tan poco perdón. Siempre debemos recordar la parábola del evangelio de los dos deudores y las palabras diarias del Padre Nuestro: "Perdónanos nuestras deudas como perdonamos a nuestros deudores".

por Bruno Ferreo - Boletín salesiano - abril de 1997