Jesús quiere liberarte de la confusión del pecado

Observaron a Jesús cuidadosamente para ver si lo trataría el sábado para poder acusarlo. Marcos 3: 2

Los fariseos no tardaron en permitir que la envidia nublara su pensamiento acerca de Jesús, los fariseos querían toda la atención. Querían ser respetados y honrados como auténticos profesores de derecho. Entonces, cuando Jesús apareció y muchos se sorprendieron por la autoridad con la que enseñó, los fariseos inmediatamente comenzaron a criticarlo.

La triste realidad que presenciamos en sus acciones es que parecen ciegos a su malicia. La envidia que los llena les impide darse cuenta de que en realidad están actuando con extrema irracionalidad. Esta es una lección importante y muy difícil de aprender.

El pecado nos confunde, especialmente el pecado espiritual como orgullo, envidia e ira. Por lo tanto, cuando alguien es consumido por uno de estos pecados, esa persona probablemente ni siquiera se da cuenta de cuán irracional se vuelve. Tome el ejemplo de los fariseos.

Jesús se encuentra en una situación en la que elige sanar a alguien un sábado. Este es un acto de misericordia. Está hecho por el bien de este hombre para aliviarlo de su sufrimiento. Aunque este es un milagro increíble, las mentes preocupadas de los fariseos solo buscan una forma de transformar este acto de misericordia en algo pecaminoso. Qué escena tan aterradora.

Aunque esto puede no inspirar inicialmente un pensamiento para reflexionar, es necesario reflexionar sobre él. ¿Porque? Porque todos luchamos, de una forma u otra, con pecados como este. Todos luchamos por traer envidia y enojo y distorsionar la forma en que nos relacionamos con los demás. Muy a menudo justificamos nuestras acciones tal como lo hicieron los fariseos.

Reflexiona hoy sobre esta desafortunada escena. Pero piénselo con la esperanza de que el pobre ejemplo de los fariseos lo ayudará a identificar cualquiera de las mismas tendencias en su corazón. Ver estas tendencias con las que luchan debería ayudarlo a deshacerse del pensamiento irracional que resulta del pecado.

Señor Jesús, por favor perdóname por todos mis pecados. Lo siento y rezo para poder ver todo lo que oscurece mi pensamiento y mi actuación. Libérame y ayúdame a amarte a ti y a los demás con el amor puro que estoy llamado a tener. Jesús, creo en ti.