Junio, devoción al Sagrado Corazón: meditación en el primer día

1 de junio - EL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS
- El corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama. - ¡Aquí está ese Corazón que amaba tanto a los hombres!

¿Quién nos dio ese corazón? Jesús mismo Nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de gracia y gloria, la santa Eucaristía, su Madre Divina. Pero el hombre todavía se volvió insensible a tantos regalos. - Su orgullo lo hizo olvidar el cielo, sus pasiones lo hicieron hundirse en el barro. Fue entonces cuando Jesús mismo lanzó una mirada lastimera a la humanidad; se le apareció a su amado discípulo, Santa Margarita M. Àlacoque y le manifestó los tesoros de su Corazón.

- Oh Jesús, ¿puede tu infinita bondad llegar tan lejos? ¿Y a quién le das tu corazón? Al hombre que es tu criatura, al hombre que te olvida, te desobedece, te desprecia, te blasfema, quien a menudo te niega.

- Oh alma cristiana, ¿no te estremeces ante la sublime visión de Jesús que te da su Corazón? ¿Sabes por qué te lo dio? Para que puedas reparar tu ingratitud, la ingratitud de muchas almas. Oh, qué choque, para un corazón sensible, esta palabra: ¡ingratitud! Es una cuchilla de acero que hiere el Corazón de Jesús.

¿Y no sientes toda la amargura de esta palabra?

- Tírate a los pies de Jesús, dale gracias por darte el regalo más preciado de su Corazón; adórenlo junto con los ángeles del cielo y las almas que se han extendido por todo el mundo se han convertido en sus víctimas.

Ofrécele tu corazón a Él. No temas, Jesús ya conoce tus heridas. Él es el buen samaritano que quiere sanarlos.

Ofrécete a ti mismo que quieres reparar tus ingratitudes, las ingratitudes de los hombres todos los días.

Este mes debe ser una reparación continua para Jesús para ti, solo así puedes corresponder al deseo de su Corazón y asegurar sus tesoros de gracia y gloria.