MIRA LA ESTRELLA, LLAMA A MARÍA

Quienquiera que seas,
que en el flujo de este tiempo te das cuenta de que
más que caminar en la tierra
eres como balanceándote en tormentas y tormentas,
no quites los ojos del esplendor de esta estrella,

si no quieres ser abrumado por la tormenta!
Si eres sacudido por las olas del orgullo,

de ambición, de calumnia, de celos,
mira la estrella, llama a María.
Si la ira o la codicia, o las tentaciones de la carne

sacudieron la nave espacial de tu alma, mira a María.
Si está preocupado por la enormidad de los pecados,
si está confundido por la indignidad de la conciencia,
comienzas a ser tragado por el abismo de la tristeza

Y desde el abismo de la desesperación, piense en María.
No te alejes de tu boca y tu corazón,
y para obtener la ayuda de su oración,
No olvides el ejemplo de tu vida.
Siguiéndola no puedes perderte,
rezándole no puedes desesperarte.
Si ella te apoya, no te caigas,
si ella te protege no cedas al miedo,
si ella es propicia para ti, alcanza la meta.

(San Bernardo de Claraval)