Curada de la enfermedad gracias a Santa Rita

A la edad de nueve meses, en 1944, me enfermé de enteritis.

En ese momento, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en pleno apogeo, no había medicamentos para tratar esta enfermedad. Muchos niños en mi área murieron; Estaba en el mismo camino, ya que, como dijo mi madre, durante diez días, había estado bebiendo solo unas pocas gotas de leche.

Ahora tomada por la desesperación, la madre, muy devota de Santa Rita, pensó en confiarme a ella y comenzó la Novena haciéndole las promesas de que, en caso de recuperación, me llevaría a Cascia para hacer la Primera Comunión.

Al tercer día de Novena, ella soñó que me estaba ahogando en el bottaccio del molino de agua frente a nuestra casa; no sabía qué hacer porque, si se lanzaba al agua para tratar de salvarme, también se arriesgaba a ahogarse, por lo que las dos hermanas se quedarían solas.
De pronto vio que, nadando, un perro blanco se me acercó, me tomó del cuello y me llevó a la orilla donde, esperándome, estaba Santa Rita vestida de blanco.

Mi madre, asustada, se despertó, corrió hacia mi cama y observó que dormía tranquilamente; Desde esa noche mi condición física mejoró hasta la recuperación completa.

El 15 de agosto de 1954, cumplió su promesa, me llevó a Cascia, en la Basílica, para hacer la Primera Comunión. Fue una emoción muy fuerte para mí; Desde ese día siempre he mantenido a Santa Rita en mi corazón, de lo cual, estoy muy seguro, nunca me iré.

TESTIMONIO DE GIORGIO SPADONI