Diario del Padre Pio: 13 de marzo

Cuando el Padre Pío era un joven sacerdote, le escribió a su confesor diciéndole: “la noche aún cuando los ojos están cerrados, veo el velo más bajo y abierto ante el Cielo. Y contento con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con perfecta calma en la frente esperando que el pequeño compañero de mi infancia se despierte y así se disuelva juntas las alabanzas de la mañana para el deleite de nuestros corazones ".

Un día, el padre Alessio se acercó al padre Pío con cartas en la mano para pedirle cosas y el padre le dijo bruscamente: “Uagliò, ¿no ves lo que tengo que hacer? Déjame solo". Él estaba enfermo. Se retiró al lado mortificado. El Padre Pio lo notó y después de un rato lo llamé y le dije: “¿No has visto a todos esos Ángeles que estaban por aquí? Eran ángeles guardianes de mis hijos espirituales que vinieron a traerme sus mensajes. Tuve que darles las respuestas para informar ".

El pensamiento de hoy
El buen corazón siempre es fuerte; sufre, pero esconde sus lágrimas y se consuela sacrificándose por su prójimo y por Dios.