El milagro del aceite de San Charbel

San Chárbel fue un monje y sacerdote maronita que vivió en el Líbano durante el siglo XIX. Primero fue proclamado santo y luego bendecido por el Papa Pablo XI. Pasó gran parte de su vida en oración, penitencia y ascetismo y fue conocido por su humildad y devoción a Dios.

santo
crédito: foto fuente web

Lo que os vamos a contar es una curiosa historia llena de significado que nos lleva a ahondar en un aspecto poco conocido de este santo, su ser un taumaturgo.

La historia del aceite milagroso.

Una noche el santo, para leer la sagrada escritura, necesitó un pocoaceite para encender su lámpara. Así que pienso en preguntarle al cocinero del monasterio, pero el cocinero en ese momento de grave hambruna había recibido la orden de no dar el aceite a nadie. El santo, viviendo como un ermitaño, desconocía esta orden, por lo que decidió alimentar su lámpara con agua.

Fiamma

Uno podría pensar en una idea absurda, ya que el agua, al no ser inflamable, nunca se habría incendiado y, en consecuencia, nunca habría podido encender la lámpara. Pero no sucedió de esa manera. La lámpara milagrosamente se iluminó durante toda una noche, dando al santo la oportunidad de completar su lectura.

Este milagro fue el primero de una larga serie que tuvo al aceite como protagonista.

La oración de San Charbel

Para que ores a este santo lo encontrarás a continuación oración.

Oh gran taumaturgo San Charbel, que pasaste tu vida en soledad en una ermita humilde y escondida, renunciando al mundo y sus vanos placeres, y ahora reina en la gloria de los Santos, en el esplendor de la Santísima Trinidad, intercede por nosotros.

Ilumina nuestra mente y corazón, aumenta nuestra fe y fortalece nuestra voluntad. Aumenta nuestro amor a Dios y al prójimo. Ayúdanos a hacer el bien y evitar el mal. Defiéndenos de los enemigos visibles e invisibles y rescátanos a lo largo de nuestra vida.

Tú que haces maravillas para los que te invocan y obtienes la curación de innumerables males y la solución de problemas sin humana esperanza, míranos con piedad y si es conforme a la voluntad divina y a nuestro mayor bien, obtén de Dios la gracia que implora, pero sobre todo ayúdanos a imitar tu vida santa y virtuosa. Amén.