Nuestro ángel guardián puede liberarnos del mal

Recuerdo que un sacerdote fue a bendecir una casa y, al llegar frente a cierta habitación, donde se habían practicado ritos mágicos y adivinaciones, no pudo entrar para bendecirla, era como si hubiera una fuerza poderosa para evitarlo.

Invocó a Jesús y a María y logró entrar, encontrando en uno de los cajones de la habitación algunas figuras diabólicas, que habían sido utilizadas en las sesiones mágicas. Por eso es importante bendecir las casas y las máquinas para que la protección de Dios caiga sobre ellas.

Sobre todo, uno debe bendecir los lugares donde se han hecho magia o facturas y quemar los objetos que se han utilizado. Se puede decir la siguiente oración, rociando agua bendita: “Señor, baja a esta habitación, quita todas las trampas del enemigo, para que tus santos ángeles vivan en ella y mantennos en paz. Amén".

Tenemos en cuenta que el diablo es poderoso, pero Dios es más poderoso. Y cada ángel puede apaciguar el poder de todos los demonios malvados reunidos, ya que actúa en nombre de Dios. Este mismo poder nos fue dado por Jesús, si actuamos con fe: "En mi nombre echarán fuera demonios". (Mc 16).

¡Cuántos accidentes se evitarían y cuántos males seríamos liberados si invocáramos fielmente la ayuda de nuestro ángel!