El Papa “La vejez nos acerca a la esperanza que nos espera más allá de la muerte”.

En un día de primavera, Francisco Estaba en su audiencia general habitual. Frente a él, una multitud de fieles escuchaba atentamente sus palabras. Ese día el tema fue la vejez y su significado en la vida de cada persona.

Francisco

Con sabiduría y dulzura, el Papa explicó que el vejez es un momento propicio para dar testimonio con alegría de la espera de Cristo. Los ancianos esperan una encuentro con el señor y esta etapa de la vida les permite volverse aún más transparentes en la promesa del verdadero destino de la vida: un lugar en la mesa con Dios, en su reino.

Subrayó que una vejez vivida en la humillación de las oportunidades perdidas trae consigo tristezza no sólo hacia ellos mismos, sino también hacia los demás. En cambio, se vivió una vejez con dulzura y respeto para la vida real logra resolver el malentendido de un poder que debe ser autosuficiente.

anciano

En la audiencia el Papa subrayó que cuando nos liberamos de la presunción de estar siempre perfecto y saludable, el tiempo de envejecer se convierte en un trabajo aún mayor. Esta etapa de la vida nos permite apreciar el regalo de Dios y compartirlo con los demás. Allá vida en la tierra no se cierra sobre sí misma, sino que está destinada a ir más lejos, por el paso de la muerte. Nuestro verdadero lugar de llegada no es aquí, sino al lado del señor, donde Él habita para siempre.

Para el Papa, la vejez acerca el momento de plenitud de nuestra existencia

El Pontífice advirtió que querer detener el tiempo, buscar una la eterna juventud y el bienestar ilimitado es imposible y delirante. Nuestra existencia en la tierra es un momento de paso en preparación para la vida eterna. Somos imperfectos desde el principio y seguimos siendo imperfectos hasta el final. Solo en Dios encontraremos la plenitud de nuestra existencia.

La vejez, concluyó Francisco, de este cumplimiento. Él conoce el significado del tiempo y limitazioni del lugar donde vivimos nuestra iniciación a la vida eterna. Los ancianos, con su sabiduría, se convierten en testigos de esperanza que nos espera más allá de la muerte.