La oración escrita por el Padre Pío que lo consoló en la tristeza y la soledad

Por extraño que parezca, ni siquiera los santos eran inmunes a sentimientos como la tristeza o la soledad. Afortunadamente encontraron su refugio seguro y la paz del alma, en la oración y en el consuelo de Dios. Un santo en particular, en su vida pasó por varias etapas marcadas por la tristeza y la soledad, Padre Pio.

oración

Su tristeza comenzó desde muy joven. Solo 5 años se sometió a la muerte de su madre y el abandono de su padre, quien emigró a Estados Unidos.

Incluso entrando en el orden de frailes capuchinosEl Padre Pío no se libró de la adversidad. A menudo lo atormentaban profundas tristezas y momentos de soledad, que consideraba reales "noches oscuras del alma“. Sin embargo, fueron estas mismas experiencias las que lo llevaron a una fe fortalecida y a una profunda comunión con Dios.

Su experiencia personal de tristeza y soledad lo llevó a comprender el dolor de los demás y dedicarse a los que sufrieron. Es profundo empatía y compasión lo convirtieron en apoyo y consolador de muchos fieles que lo buscaban para encontrar consuelo en sus dificultades.

fraile de Pietralcina

Una oración compuesta por él Sí, sin embargo, le consoló en los momentos difíciles y queremos dejarlo con vosotros, para que pueda dar consuelo a todas las personas que se sienten solas.

La oración del Padre Pío por los momentos difíciles

"Quédate conmigo Señor, porque es necesario tenerte presente para no olvidarte. Sabes con qué facilidad te abandono. Quédate conmigo Señor, porque soy débil y necesito de Tu fuerza para no caer muchas veces.

Quédate conmigo Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti desfallezco en fervor. Quédate conmigo Señor, para mostrarme Tu voluntad. Quédate conmigo Señor, porque deseo amarte y estar siempre en tu compañía. Quédate conmigo Señor, si quieres que te sea fiel.

Quédate conmigo Jesús, porque aunque mi alma es muy pobre, desea ser para Ti un lugar de consuelo, un nido de amor.

Quédate conmigo Jesús, porque se hace tarde y el día declina... es decir, la vida pasa... la muerte, el juicio, la eternidad se acerca... y es necesario doblar mis fuerzas, para no fallar. en el viaje y para ello necesito de ti. ¡Se hace tarde y llega la muerte!… Las tinieblas, las tentaciones, las arideces, las cruces, los dolores me perturban., y ¡ay! cuanto te necesito, Jesús la mía, en esta noche de exilio.

Quédate Jesús conmigo, porque en esta noche de vida y peligros te necesito. Déjame conocerte como yo Tus discípulos al partir el pan.... es decir, que la Unión Eucarística es la luz que disipa las tinieblas, la fuerza que me sostiene y la única bienaventuranza de mi corazón.

Quédate conmigo Señor, porque cuando llegue la muerte quiero estar unido a Ti, si no realmente por la Sagrada Comunión, al menos por gracia y amor.

Que así sea