La oración que el Padre Pío recita todos los días a su Ángel Guardián.

Oh Santo Ángel Guardián, cuida mi alma y mi cuerpo.

Ilumina mi mente para conocer mejor al Señor

y ámalo con todo tu corazón.

Ayúdame en mis oraciones para no ceder ante las distracciones.

pero presta la mayor atención a ello.

Ayúdame con tu consejo, para ver el bien y hacerlo generosamente.

Defiéndeme de las trampas del enemigo infernal y apóyame en las tentaciones.

porque siempre gana

Compensa mi frialdad en la adoración del Señor:

no dejes de esperar bajo mi custodia

hasta que me lleve al cielo

donde alabaremos al Dios bueno juntos por toda la eternidad