La verdad del papa Juan Pablo II sobre Medjugorje

No es ningún secreto: el Papa Juan Pablo II amaba Medjugorje, aunque nunca pudo visitarlo porque su culto no había sido autorizado. En 1989 pronunció estas palabras: "El mundo de hoy ha perdido el sentido de lo sobrenatural, pero muchos lo buscan y lo encuentran en Medjugorje, gracias a la oración, la penitencia y el ayuno". Su amor por Medjugorje también se atestigua por las frecuentes relaciones que tuvo con los visionarios, sacerdotes y obispos de la zona.

Se dice que un día, durante sus bendiciones habituales en la multitud, sin saberlo, bendijo a Mirjana Dravicevic Soldo. Informada por un sacerdote de que era una visionaria de Medjugorje, regresó, la bendijo nuevamente y la invitó a Castelgandolfo. También conoció a Vicka personalmente, lanzándole una bendición oficial. E incluso Jozo pudo enmarcar la bendición escrita del Papa.

Al encontrarse con un grupo de fieles croatas, el Papa Wojtyla inmediatamente se reconoció y se entretuvo con Jelena y Marijana, dos visionarias más jóvenes y mucho menos conocidas porque solo recibieron locuciones internas. Los reconoció por las fotos que había visto, testimonio del hecho de que el Papa estaba muy bien informado sobre los acontecimientos de Medjugorje.

A los obispos que pidieron su opinión sobre cualquier peregrinación a Medjugorje, el Papa siempre respondió con gran entusiasmo, a menudo enfatizando que Medjugorje es "el centro espiritual del mundo", que los mensajes de Nuestra Señora de Medjugorje no contrastaban con el Evangelio, y que la cantidad de conversiones que tuvieron lugar allí solo podría ser un factor positivo.