Las cuarenta horas de la Eucaristía en San Giovanni Rotondo: un momento de gran devoción al Padre Pío

Le cuarenta horas de la Eucaristía son un momento de adoración eucarística que suele tener lugar en una iglesia dedicada a San Francisco o en un santuario de especial devoción. En el santuario del Padre Pío en San Giovanni Rotondo, las cuarenta horas de la Eucaristía tienen lugar dos veces al año: la primera en el período de Adviento y la segunda en la Octava de Pascua.

eucaristía

Il Santuario del Padre Pío en San Giovanni Rotondo es uno de los lugares de culto más populares del mundo. Su fama se debe a la figura del Padre Pío, un fraile capuchino que fue canonizado por Francisco en 2002.

La adoración eucarística es un momento de oración en el que los fieles acuden a la iglesia o santuario, adoran al Santísimo Sacramento y se abren a la presencia de Jesús en sus vidas. En las cuarenta horas de la Eucaristía, este momento de oración se prolonga durante unas buenas cuarenta horas. Durante este período los fieles pueden detenerse frente al tabernáculo, participar en celebraciones litúrgicas y meditaciones guiadas.

símbolo eucarístico

¿Qué son las cuarenta horas de la Eucaristía?

El programa incluye una serie de celebraciones litúrgicasmomentos de meditación guiada, encuentros de profundidad sobre la Palabra de Dios, confesiones y oraciones de intercesión. El Santísimo Sacramento está presente durante las 40 horas del período de adoración.

cuerpo de Cristo

Las meditaciones guiadas están encomendadas a personalidades del mundo eclesial, que ofrecen reflexiones relacionadas con el tema de la celebración. En el Santuario del Padre Pío, las reuniones de profundidad son conducidas por el guías espirituales del santuario. Estos ayudan a los fieles a descubrir los tesoros de la Palabra de Dios ya comprender el mensaje del Padre Pío.

Durante las cuarenta horas de la Eucaristía hay momentos de intensa oración y de profunda reflexión sobre la importancia de la adoración al Santísimo Sacramento. La presencia de Dios, manifestada de manera particular en la Eucaristía, es vista por muchos como una gran fuente de consuelo y esperanza.