Las "pequeñas cosas" las que hacen feliz y serena al alma


La búsqueda continua de ser especial, de diferenciarse de todo y de todos, ha llevado a la gente a olvidar el significado de ser simple, sin malicia.
Las pequeñas cosas son las responsables de los grandes cambios y caracterizan nuestra vida diaria, la normalidad de la vida, y es desde aquí que deben manifestarse todos esos dones espirituales que nos hacen aprobados por Dios; determinan la calidad de nuestra vida cristiana.
Lo que a nuestros ojos puede parecer insignificante, sin importancia, Dios lo tiene en cuenta.
Dios no necesita llamarnos a hacer cosas extraordinarias para evaluar nuestra fidelidad, será resaltada precisamente por las "pequeñas cosas".
También podemos hacer nuestra contribución de ayuda espiritual simplemente estando presentes en circunstancias difíciles. Mediante el simple apoyo de la oración podemos ayudar en la obra de Dios y en la sociedad. Incluso nuestra mera voluntad de satisfacer las necesidades de los demás puede resultar más que una pequeña ayuda.


A menudo se piensa que la tarea cristiana es estar detrás de un púlpito y predicar la Palabra; pero tenemos muchos ejemplos en el Nuevo Testamento de servicios aparentemente menos importantes que han traído consigo el avance y crecimiento de la Iglesia.
Incluso detrás de un pequeño testimonio hay amor a las almas, fidelidad a Dios, confianza en la Palabra de Dios, etc.
La obra de Dios siempre ha crecido gracias también a la aportación de muchos pequeños testimonios que no son expresión de lo superfluo sino de generosidad.
De hecho, las ofrendas, pequeñas y grandes, que Dios acoge son las que se hacen de buena gana, con alegría, con ímpetu y según los medios. Que Dios nos ayude a tener los sentimientos correctos incluso en las cosas pequeñas.
Ser simple es lo mejor del mundo ... ..