Carta a un niño a punto de nacer

Querido hijo, ha llegado tu hora, estás a punto de entrar en la vida. Después de meses que lo han tratado, visto, ahora está a punto de nacer y entrar al mundo. Antes de venir aquí, quiero contarte algunas, pocas pero importantes cosas que nadie te dirá o que tendrás que aprenderlas tú mismo.

Tan pronto como naces, eres un contenedor vacío de lo que los adultos te transmiten a los que aprendes y al menos durante los primeros años en que te convertirás. Lo que quiero decirte es que no pienses que los adultos siempre tienen la razón, a menudo están equivocados y, a veces, a los niños no se les enseña lo que se debe.

Querido hijo, por otro lado, el primer consejo que te doy es "busca la verdad". Tenga cuidado de vivir en este mundo como un ciego sin guía. Debes buscar la verdad e inmediatamente. Jesús dice "busca la verdad y la verdad te hará libre". Inmediatamente buscas la verdad y no eres esclavo de nadie.

El segundo consejo que te doy: sigue tu vocación. Por vocación no me refiero a sacerdote, monja o persona consagrada, pero te digo que hagas lo que te gusta, te inspire, te haga sentir bien al hacerlo. Haz de tu vocación un trabajo. El trabajo ocupa una gran parte de su día, por lo que si sigue su vocación y lo convierte en un trabajo, pasará días enteros inspirado en su ser y estará lleno de su optimismo.

Haz buenas obras. Un día en tu vida te darás cuenta de que no naciste por casualidad, sino que alguien te creó y verás que alguien te creó solo por amor y te hizo amar. De modo que durante sus días siembra obras de paz y bien y verá que al final de cada día estará satisfecho listo para hacer lo mismo al día siguiente.

Y no escuches a los grandes que dan consejos solo para arreglar cosas, ganar dinero, mejorar que otros. Si por casualidad tiene ganas de hacer algo y tiene que perder algo, hágalo también, siga su instinto, su corazón, su vocación, su conciencia.

Te puedo dar un último consejo de tres palabras, si puedes "creer en Dios".

Quiero concluir esta carta diciéndoles lo que más guardo en el corazón: "ama a Nuestra Señora la madre de Jesús". Quizás nazcas en una familia atea o no católica, pero no importa, la amas de todos modos. Solo amándola, María, te sentirás un hombre privilegiado y seguro en la vida. No hay hombre que vivió y vivirá que amó a Nuestra Señora y se sintió decepcionado. Solo amando a Nuestra Señora se sentirá protegido y feliz, todo lo demás es pura ilusión.

Ah! Y luego no olvides que al final de la vida, después de la muerte, está el Cielo. Así que intenta entrar por la puerta angosta y haz lo que te dije en esta carta para que vivas una vida única y luego continúe después de la muerte por la eternidad donde tu creador de hoy que estás por nacer te espera incluso en tu último día. .

ESCRITO POR PAOLO TESCIONE