Mayo, mes de María: día de meditación 17

MADRE DE PERSEVERANCIA

DIA 17
AVE María.

Invocación. - María, Madre de la misericordia, ¡ruega por nosotros!

MADRE DE PERSEVERANCIA
En el Evangelio se dice: «¡Quien persevere hasta el fin, será salvo! »(San Mateo, XXIV, 13).
El Señor requiere no solo los principios de la buena vida, sino el fin, y dará el premio a los que han perseverado. La perseverancia es justamente llamada la puerta al cielo.
La voluntad humana es débil; ahora detesta el pecado y luego lo comete; un día decide cambiar su vida y al día siguiente retoma los malos hábitos. Perseverar sin caídas o ralentizaciones es una gracia de Dios, que debe pedirse persistentemente en la oración; sin ella, te pones en peligro de dañarte.
¡Cuántos, como niños, eran angelitos y luego en su juventud se convirtieron en demonios y continuaron su mala vida hasta la muerte!
¡Cuántas doncellas y señoritas piadosas y ejemplares, en un cierto período de su vida, debido a una mala oportunidad, se han comprometido a pecar, con el escándalo de la familia y el vecindario, y luego han muerto en la impenitencia!
El pecado que lleva a la impenitencia final es la impureza, porque este vicio elimina el sabor de las cosas espirituales, poco a poco te hace perder la fe, se une tanto que ya no te separa del mal y a menudo conduce a los sacrilegios de la Confesión y la Confesión. Comunión.
Sant'Alfonso dice: Para aquellos que han tenido la costumbre de un vicio impuro, huir de las próximas ocasiones más peligrosas no es suficiente, pero también debe mantenerse alejado de las ocasiones remotas, evitando esos saludos, esos regalos, esos boletos y cosas similares ... (S. Alfonso - Aparato hasta la muerte). "Nuestra fortaleza, dice el profeta Isaías, es como la fortaleza del remolque colocado en la llama" (Isaías, I, 31). Quien se pone en peligro con la esperanza de no pecar, es como ese loco que pretendía caminar en llamas sin quemarse.
Se refiere en las historias eclesiásticas que una santa matrona realizó el lamentable oficio de enterrar a los Mártires de la fe. Una vez encontró uno que aún no había expirado y lo llevó a su casa. Ese hombre sanó. ¿Pero qué pasó? En la ocasión, estas dos personas santas (como pude llamarme) gradualmente también perdieron su fe.
¿Quién puede estar seguro de sí mismo al pensar en el miserable final del rey Saúl, Salomón y Tertuliano?
El ancla de la salvación para todos es la Virgen, Madre de la perseverancia. En la vida de Santa Brígida, leemos que un día este Santo escuchó a Jesús hablar con la Santísima Virgen así: pregúntale a mi madre cuánto quieres, ya que cualquiera de tus preguntas solo puede responderse. Nada que tú, oh Madre, me negaste viviendo en la tierra y nada que te niegue ahora, estar en el Cielo. -
Y a la misma Santa Nuestra Señora dijo: Me llaman la Madre de la misericordia y tal soy porque eso me ha hecho la Divina Misericordia. -
Por lo tanto, le pedimos a la Reina del Cielo la gracia de la perseverancia y le pedimos especialmente durante la Consagración, en la Santa Misa, recitar un Ave María con fe.

Ejemplo

Se informa un hecho muy significativo. Mientras un sacerdote confesaba en una iglesia, vio a un joven tomar asiento a unos pasos del confesionario; parecía que quería y no quería confesar; Su inquietud apareció en su rostro.
En cierto momento el sacerdote lo llamó: ¿Quieres confesar? - Bueno ... lo confieso! Pero mi confesión será larga. - Ven conmigo a una habitación solitaria. -
Cuando terminó la confesión, el penitente dijo: Cuánto confesé, también puedes decirlo desde el púlpito. Cuéntales a todos sobre la misericordia de Nuestra Señora hacia mí. -
Entonces el joven comenzó su acusación: ¡Creo que Dios no me perdonará mis pecados! Además de los innumerables pecados de deshonestidad, más por despecho a Dios que por satisfacción, arrojé un crucifijo por desprecio y odio. Varias veces me he comunicado con sacrilegio y he pisoteado la Partícula Sagrada. -
Narraré que al pasar frente a esa Iglesia, había sentido un gran impulso para entrar y al no poder resistirlo había entrado; había sentido, estando en la Iglesia, un gran remordimiento de conciencia con cierta voluntad de confesar y por eso se había acercado al confesionario. El sacerdote, sorprendido por esta asombrosa conversión, preguntó: ¿Has tenido alguna devoción a Nuestra Señora en este período? - ¡No padre! Pensé que estaba condenado. - Sin embargo, ¡aquí debe estar la mano de la Virgen! Piensa mejor, intenta recordar si hiciste algún acto de respeto a la Santísima Virgen. ¿Tienes algo sagrado? - El joven descubrió su cofre y mostró el Abitino de Nuestra Señora de los Dolores. - Oh hijo! ¿No ves que fue Nuestra Señora quien te dio la gracia? La Iglesia, donde entraste, está dedicada a la Virgen. ¡Ama a esta buena madre, dale las gracias y no vuelvas a pecar más! -

Frustrar. - Elija un buen trabajo, que se haga todos los sábados, para que Nuestra Señora pueda ayudarnos a perseverar en la bondad hasta el final de la vida.

Eyaculación. - ¡María, Madre de la perseverancia, me encerro en tu Corazón!