María que desata los nudos: oración sin precedentes para obtener gracias

 

Mi amada Santa Madre, Santa María, que deshace los nudos que oprimen a tus hijos, extiende tus manos misericordiosas hacia mí. Hoy te doy este nudo (nómbralo si es posible ...) y cada consecuencia negativa que causa en mi vida. Te doy este nudo que me atormenta, me hace infeliz y me impide unirme a ti y a tu Hijo, Jesús el Salvador. Recurro a ti, María, que desata los nudos, porque tengo fe en ti y sé que nunca has despreciado a un niño pecador que te ruega que lo ayudes. Creo que puedes deshacer estos nudos porque eres mi madre. Sé que lo harás porque me amas con amor eterno. Gracias mi querida madre.

María, que desata los nudos, ruega por mí.

Virgen María, Madre, nunca has abandonado a un niño que pide ayuda,

Madre cuyas manos trabajan incansablemente por tus amados hijos,

porque son conducidos por el amor divino y la infinita misericordia que viene de tu corazón,

vuelve tu mirada llena de compasión hacia mí,

mira la pila de 'nudos' que sofocan mi vida.

Conoces mi desesperación y mi dolor.

Sabes lo paralizados que están estos nudos y los puse todos en tus manos.

Nadie, ni siquiera el diablo, puede alejarme de tu misericordiosa ayuda.

En tus manos no hay nudos que no estén desatados.

Virgen madre, con gracia y tu poder de intercesión con tu Hijo Jesús,

mi Salvador, recibe este 'nudo' hoy (nómbralo si es posible).

Para la gloria de Dios, le pido que lo disuelva y lo disuelva para siempre.

Espero en ti

Eres el único consolador que el Padre me ha dado.

Eres la fortaleza de mis fuerzas débiles, la riqueza de mis miserias,

la liberación de todo lo que me impide estar con Cristo.

Acepta mi solicitud.

Presérvame, guíame, protégeme.

Se mi refugio

María, que desata los nudos, ruega por mí.

Los "nudos" de nuestras vidas son todos los problemas que traemos muy a menudo a lo largo de los años y que no sabemos cómo resolver: los nudos de las disputas familiares, la incomprensión entre padres e hijos, la falta de respeto, la violencia; los nudos de resentimiento entre los cónyuges, la falta de paz y alegría en la familia; nudos de socorro; los nudos de desesperación de los cónyuges que se separan, los nudos de la disolución de las familias; el dolor causado por un niño que toma drogas, que está enfermo, que ha dejado la casa o que ha dejado a Dios; los nudos del alcoholismo, nuestros vicios y los vicios de los que amamos, los nudos de las heridas causadas a otros; los nudos de rencor que nos atormentan dolorosamente, los nudos del sentimiento de culpa, de aborto, de enfermedades incurables, de depresión, de desempleo, de miedos, de soledad ... nudos de incredulidad, de orgullo, de los pecados de nuestras vidas.
La Virgen María quiere que todo esto pare. Hoy viene a nuestro encuentro, porque le ofrecemos estos nudos y los desatará uno tras otro.