Meditación del día: Cuaresma un tiempo de verdadera oración

Pero cuando reces, ve a tu habitación interior, cierra la puerta y reza a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Mateo 6: 6 Una de las partes más importantes de la verdadera oración es que tiene lugar en lo profundo de la habitación interior de su alma. Allí, en lo más profundo de tu ser, encontrarás a Dios. Santa Teresa de Ávila, una de las más grandes escritoras espirituales de la historia de nuestra Iglesia, describe el alma como un castillo en el que habita Dios. Encontrarse con él, rezarle y comunicarnos con él requiere que entremos en la cámara más profunda e interna de este castillo de nuestra alma. Es allí, en la morada más íntima, donde se descubre toda la gloria y la belleza de Dios. Dios no es simplemente un Dios que está "allá afuera", lejos en el Cielo. Es un Dios más cercano e íntimo de lo que jamás podríamos imaginar. La Cuaresma es una época, más que cualquier otro período del año, en la que debemos esforzarnos por hacer ese viaje interior para descubrir la presencia de la Santísima Trinidad.

¿Qué quiere Dios de ti esta Cuaresma? Es fácil comenzar la Cuaresma con compromisos más superficiales, como renunciar a una comida favorita o hacer una buena acción adicional. Algunos optan por utilizar la Cuaresma como un momento para recuperar la forma física, y otros deciden dedicar más tiempo a la lectura espiritual u otros ejercicios sagrados. Todo esto es bueno y útil. Pero puede estar seguro de que el deseo más profundo de nuestro Señor para usted en esta Cuaresma es que ore. La oración, por supuesto, es más que simplemente decir oraciones. No se trata solo de rezar el rosario, meditar en las Escrituras o decir oraciones bien compuestas. La oración es, en última instancia, una relación con Dios, es un encuentro con el Dios Triuno que habita dentro de ti. La verdadera oración es un acto de amor entre usted y su Amado. Es un intercambio de personas: tu vida por la de Dios. La oración es un acto de unión y comunión por el cual nos hacemos uno con Dios y Dios se hace uno con nosotros. Los grandes místicos nos han enseñado que hay muchos niveles en la oración. A menudo comenzamos con la recitación de oraciones, como la hermosa oración del rosario. Desde allí meditamos, meditamos y reflexionamos profundamente sobre los misterios de nuestro Señor y Su vida. Llegamos a conocerlo más a fondo y, poco a poco, descubrimos que ya no solo estamos pensando en Dios, sino que lo estamos mirando cara a cara. Al comenzar el tiempo sagrado de la Cuaresma, reflexione sobre su práctica de la oración. Si las imágenes de oración presentadas aquí le intrigan, haga el esfuerzo de averiguar más. Comprométete a descubrir a Dios en oración. No hay límite ni fin a la profundidad a la que Dios quiere llevarlo a través de la oración. La verdadera oración nunca es aburrida. Cuando descubres la verdadera oración, descubres el misterio infinito de Dios, y este descubrimiento es más glorioso que cualquier cosa que puedas imaginar en la vida.

Mi divino Señor, me entrego a Ti esta Cuaresma. Atraeme para que pueda conocerte más. Revelame tu divina presencia, que habita en lo profundo de mí, llamándome hacia ti. Que esta Cuaresma, querido Señor, sea gloriosa mientras fortalezco mi amor y devoción a través del descubrimiento del don de la verdadera oración. Jesús, creo en ti.