Medjugorje: 27 de mayo de 2020 Nuestra Señora te habla, el mensaje dado a Mirjana

¡Queridos niños! Hoy mi corazón está lleno de alegría. Me gustaría que te encontraras en oración todos los días como hoy, un gran día de oración. Solo a través de la oración se puede alcanzar esa felicidad que llena el alma y el cuerpo. Y precisamente en esto, yo como madre deseo ayudar a cada uno de ustedes. ¡Dejame hacerlo! Te digo de nuevo: ¡ábreme los corazones! Déjame guiarte: mi camino conduce a Dios. Los invito a orar juntos, porque de ustedes mismos ven bien que con nuestras oraciones se destruyen todos los males. Oremos y esperemos.
Algunos pasajes de la Biblia que pueden ayudarnos a entender este mensaje.
Tobias 12,8-12
Lo bueno es la oración con ayuno y la limosna con justicia. Mejor el pequeño con justicia que la riqueza con injusticia. Es mejor dar limosna que dejar de lado el oro. La mendicidad salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna disfrutarán de una larga vida. Los que cometen pecado e injusticia son enemigos de sus vidas. Quiero mostrarte toda la verdad, sin esconder nada: ya te he enseñado que es bueno esconder el secreto del rey, mientras que es glorioso revelar las obras de Dios. Por lo tanto, debes saber que, cuando tú y Sara estuvieran en oración, presentaría el testigo de tu oración ante la gloria del Señor. Entonces, incluso cuando enterraste a los muertos.
Proverbios 15,25-33
El Señor derriba la casa de los orgullosos y hace que los límites de la viuda sean firmes. Los malos pensamientos son abominables para el Señor, pero se agradecen las palabras benevolentes. Quien sea codicioso de ganancias deshonestas trastorna su hogar; pero el que detesta los regalos vivirá. La mente del justo medita antes de responder, la boca del malvado expresa la maldad. El Señor está lejos de los impíos, pero él escucha las oraciones de los justos. Una mirada luminosa alegra el corazón; Feliz noticia revive los huesos. El oído que escucha una reprimenda saludable tendrá su hogar en medio de los sabios. Quien rechaza la corrección se desprecia a sí mismo, quien escucha la reprensión adquiere sentido. El miedo a Dios es una escuela de sabiduría, antes de la gloria hay humildad.