Medjugorje: Nuestra Señora nos invita a entregarnos todo a ella

Escuchamos el consejo de María que nos da su mensaje en Medjugorje en 1999.

Mensaje de Medjugorje, 25 de febrero de 1999
"Queridos hijos, aún hoy estoy con ustedes de manera especial meditando y viviendo la Pasión de Jesús en mi corazón. Hijitos, abran sus corazones y denme todo lo que hay en ellos: las alegrías, las tristezas y todos los dolores, incluso los más pequeñas, para que pueda ofrecérselas a Jesús, para que con su amor inconmensurable arda y transforme tu tristeza en la alegría de su resurrección. Por eso los invito ahora, hijitos, de manera particular a abrir sus corazones a la oración, para que a través de ella se hagan amigos de Jesús, gracias por haber respondido a mi llamada. "

recurramos a menudo a la Santa Madre y escuchemos sus consejos.

Oramos a María todos los días.
Hoy te propongo esta súplica para que le digas a la Santa Madre.

1. Oh Tesorera celestial de todas las gracias, Madre de Dios y Madre mi María, ya que eres la hija primogénita del Padre Eterno y tienes su omnipotencia en tu mano, muévete con piedad en mi alma y concédeme la gracia con la que fervientemente mendigar.

Ave María

2. Oh Misericordioso Dispensador de las gracias divinas, Santísima María, Tú, que eres la Madre del Verbo Eterno Encarnado, que te coronó con Su inmensa sabiduría, considera la grandeza de mi dolor y concédeme la gracia que tanto necesito.

Ave María

3. Oh, dispensador de gracias divinas más amoroso, Inmaculada Novia del Espíritu Santo Eterno, Santísima María, tú que recibiste de él un corazón que se compadece de las desgracias humanas y no puedes resistir sin consolar a los que sufren, lástima de mi alma y concédeme la gracia que espero con plena confianza en tu inmensa bondad.

Ave María

Sí, sí, mi Madre, Tesorera de todas las gracias, Refugio de los pobres pecadores, Consolador de los afligidos, Esperanza de los que se desesperan y la ayuda más poderosa de los cristianos, pongo toda mi confianza en Ti y estoy seguro de que obtendrás de mí la gracia que Deseo tanto, si es por el bien de mi alma.

Salve Regina