Mensaje dado a Medjugorje el 2 de agosto de 2016

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Queridos hijos, he venido a ustedes, entre ustedes, para que puedan darme sus preocupaciones, para que pueda llevarlas a mi Hijo e interceder con él por su bien. Sé que cada uno de ustedes tiene sus preocupaciones, sus pruebas, por lo tanto, los invito maternalmente, vengan a la mesa de mi Hijo. Para ti, parte el pan, se entrega, te da esperanza. Te pide más fe, más esperanza y más sol. Busque su lucha interior contra el egoísmo, contra el juicio humano y las debilidades. Por lo tanto, como madre, te digo que reces, porque la oración te da fuerzas para la lucha interior. Mi hijo a menudo decía que muchos me amarían y me llamarían madre. Yo, aquí entre ustedes, siento el amor. Gracias. Por medio de este amor, oro a mi Hijo, para que ninguno de ustedes, mis hijos, regrese a casa como él vino, para que puedan traer aún más esperanza, misericordia y amor, para que puedan ser apóstoles del amor, aquellos que con sus vidas testificarán. que el Padre celestial es la fuente de la vida y no de la muerte. Queridos hijos, de nuevo y maternal les ruego, recen por los elegidos de mi Hijo, por sus manos bendecidas, por sus pastores, para que puedan predicar a mi Hijo con cada vez más amor y así convertirse. Gracias.