Ofertas de comida en el budismo

Ofrecer comida es uno de los rituales más antiguos y comunes del budismo. Se da comida a los monjes durante rondas de limosna y también se ofrece ritualmente a deidades tántricas y fantasmas hambrientos. Ofrecer comida es un acto meritorio que también nos recuerda que no debemos ser codiciosos ni egoístas.

Ofrecer limosnas a los monjes
Los primeros monjes budistas no construyeron monasterios. En cambio, eran mendigos sin hogar que pedían toda su comida. Sus únicas posesiones eran su túnica y su tazón de mendicidad.

Hoy, en muchos países predominantemente Theravada como Tailandia, los monjes todavía dependen de recibir limosnas para la mayoría de sus alimentos. Los monjes abandonan los monasterios temprano en la mañana. Caminan en una sola fila, la más antigua primero, trayendo sus limosnas ante ellos. Los laicos los esperan, a veces de rodillas, y ponen comida, flores o varitas de incienso en los tazones. Las mujeres deben tener cuidado de no tocar a los monjes.

Los monjes no hablan, ni siquiera para decir gracias. Dar limosna no se considera caridad. Dar y recibir limosnas crea una conexión espiritual entre las comunidades monásticas y seculares. Los laicos tienen la responsabilidad de apoyar físicamente a los monjes, y los monjes tienen la obligación de apoyar espiritualmente a la comunidad.

La práctica de la mendicidad ha desaparecido principalmente en los países Mahayana, aunque en Japón los monjes periódicamente hacen takuhatsu, "solicitar" (taku) "con cuencos" (hatsu). A veces los monjes recitan sutras a cambio de donaciones. Los monjes zen pueden salir en pequeños grupos, cantando "Ho" (dharma) mientras caminan, lo que indica que llevan el dharma.

Los monjes que practican takuhatsu usan grandes sombreros de paja que oscurecen parcialmente sus caras. Los sombreros también les impiden ver los rostros de quienes les dan limosna. No hay donante ni receptor; solo da y recibe. Esto purifica el acto de dar y recibir.

Otras ofertas de comida
Las ofrendas ceremoniales de comida también son una práctica común en el budismo. Los rituales y doctrinas precisos detrás de ellos difieren de una escuela a otra. La comida se puede dejar simple y silenciosamente en un altar, con un pequeño arco, o canciones elaboradas y postraciones completas podrían acompañar la oferta. Sin embargo, está hecho, en cuanto a las limosnas dadas a los monjes, ofrecer comida en un altar es un acto de conexión con el mundo espiritual. También es un medio para liberar el egoísmo y abrir el corazón a las necesidades de los demás.

Es una práctica común en el Zen ofrecer comida a los fantasmas hambrientos. Durante las comidas formales durante el sesshin, se pasará un plato de ofrenda o se le llevará a cada persona a punto de tomar la comida. Todos toman un pequeño pedazo de comida de su tazón, lo tocan en la frente y lo ponen en el tazón de ofrendas. La copa se coloca ceremonialmente sobre el altar.

Los fantasmas hambrientos representan toda nuestra codicia, sed y apego, lo que nos une a nuestros dolores y decepciones. Al regalar algo que anhelamos, nos separamos de nuestro apego y de la necesidad de pensar en los demás.

Finalmente, la comida que se ofrece queda fuera para las aves y los animales salvajes.