Cada uno de nosotros debe tener su propio lugar espiritual propicio: ¿sabes cuál es?

Caminos espirituales propicios ...

Hay lugares que nos llaman, quizás incluso desde muy lejos, lugares que si respiras sientes el tuyo. Como esas personas que, aunque nunca te hayas conocido, siempre lo has conocido. No sabemos la razón
pero, incluso antes de haberlos visto, sabemos que siguiendo su llamado encontraremos un trozo de nuestra alma.

Son lugares capaces de transmitir, gracias a la serenidad que emanan, un estado de quietud que nos hace participar de toda la creación de Dios. Sin embargo, no todos son capaces de hacer florecer este momento de profundo vínculo espiritual. El mismo valor ya que no es el lugar que tiene poder espiritual o milagroso, pero es el lugar que, vinculado con el individuo y su sentimiento temporal, lo convierte en el sitio de elección para este poderoso vínculo. Para muchos el lugar en cuestión puede ser una verdadera basílica abierta a las visitas, para otros puede ser la misa, para otros el espectáculo de una puesta de sol.

Cualquiera que sea tu lugar para despejar tu mente de las ansiedades y preocupaciones diarias, instantáneamente se convierte en la basílica de tu inconsciente el lugar donde puedes alcanzar la serenidad que te deja entrar.
contacto con Dios y con su creación. Cuando encuentre su lugar de meditación espiritual trate de darle el tiempo debido.
Reconocer un lugar así no es fácil, es necesario tener un estado de ánimo propicio y psíquico.

Pero, ¿cómo rentabilizar tu presencia en ese lugar?
Si vamos a misa, por ejemplo, sabemos que podemos encontrarnos con Dios y ese vínculo profundo que todos buscamos, por lo que no podemos permitirnos distraernos ni traer ansiedades y disturbios. Cuando llegamos al lugar que nos permite sacar los pensamientos negativos y cargarnos de positividad, tenemos la tarea de utilizarlos para enriquecer nuestra espiritualidad y experimentar la sensación de estar al menos en esos días, en contacto real y total con Dios y el universo.