El Padre Tarcisio y los 4 endemoniados asustados por el Padre Pío

Hoy queremos contaros la historia de 4 poseídos que fueron a San Giovanni Rotondo y su encuentro con Padre Tarcisio y el Padre Pío. Las personas que acudían al fraile no siempre eran normales, ocurría que entre la multitud también había endemoniados, como en el caso de los cuatro que venían de Toscana el 19 de mayo de 1955. Durante ese episodio, el padre Tarcisio Zullo de Cervinara, un El devoto capuchino que actuaba como guardaespaldas del Padre Pío durante la misa y las confesiones, se encargaba de exorcizarlos.

Padre Pio

El exorcismo del padre Tarcisio

Los endemoniados comenzaron a volar, pronunciando frases obscenas y atacando a los peregrinos presentes. Pese a ello, gracias a la ayuda de los fieles lograron inmovilizarlos. Posteriormente se desarrolló un diálogo entre el padre Tarcisio y los endemoniados, durante el cual se le preguntó por qué no habían él también fue atacado. La respuesta fue que contra él no pudieron hacer nada, ya que había alguien más para protegerlo. Cuando el Padre preguntó quién era esa persona, los endemoniados se negaron a pronunciar su nombre.

fraile de piedra

Sin embargo, revelaron a esa persona con agujeros, por lo que describieron Padre Pio no estaba sola, sino acompañada de otra fraile que estaba en el altar donde celebraba misa por la mañana (San Francisco), junto con uno mujer que oró (la Madonna). Agregaron que en ese momento el Padre Pío estaba orando a la Virgen por el Padre Tarcisio, para que los sacaran.

Era evidente que el Padre Pío era un santo de gran importancia, contra el cual no se podía hacer nada.

Intrigado por sus respuestas, el padre Tarcisio hizo algunas comprobaciones. Preguntó si era cierto que el Padre Pío lo tenía durante los exorcismos en el confesionario. recomendado a la Virgen y a San Francisco y al Padre Pío confirmado si, revelando que fueron la Virgen y San Francisco quienes operaron durante ese episodio.

El padre Tarcisio decidió profundizar en el tema y le preguntó si era cierto que siempre estaba en el confesionario. asistida por la Virgen y San Francisco, quienes le indicaron la voluntad de Dios en su ministerio. El Padre Pío respondió que sin ellas dos no podría haber hecho nada.