Oración a San Gerardo para pedir gracia

1 - Oh San Gerardo, has hecho de tu vida un lirio muy puro de sinceridad y virtud; has llenado tu mente y corazón con pensamientos puros, palabras santas y buenas obras.
Viste todo a la luz de Dios, aceptaste las mortificaciones de los superiores, los malentendidos de los cohermanos, las adversidades de la vida como un regalo de Dios.
En su heroico viaje hacia la santidad, la mirada maternal de Mary fue reconfortante para usted. La amabas desde temprana edad. La proclamaste tu novia cuando, en el ardor juvenil de tus veinte años, le pusiste el anillo de compromiso en el dedo. Tuviste la alegría de cerrar los ojos bajo la mirada maternal de Mary.
Oh San Gerardo, consíguenos con tu oración para amar a Jesús y a María de todo corazón. Que nuestra vida, como la tuya, sea una canción perenne de amor por Jesús y María.
Gloria al Padre ...

2 - Oh San Gerardo, la imagen más perfecta de Jesús crucificado, la cruz para ti ha sido una fuente inagotable de gloria. En la cruz viste el instrumento de salvación y la victoria contra las trampas del diablo. Lo buscaste con santa obstinación, abrazándolo con serena resignación en las continuas contrariedades de la vida.
Incluso en la terrible calumnia con la que el Señor quería probar tu fidelidad, lograste repetir: “Si Dios quiere mi mortificación, ¿por qué debería salir de su voluntad? Dios también, porque solo quiero lo que Dios quiere ”.
Has atormentado tu cuerpo con vigilias vigorosas, ayunos y penitencias.
Ilumina, oh San Gerardo, nuestra mente para comprender el valor de la mortificación de la carne y el corazón; fortalece nuestra voluntad de aceptar esas humillaciones que la vida nos presenta; Impetraci del Señor que, siguiendo su ejemplo, sabemos cómo emprender y recorrer el camino estrecho que conduce al cielo. Gloria al Padre ...

3 - Oh San Gerardo, Jesús la Eucaristía fue para ti el amigo, hermano, padre para visitar, amar y recibir en tu corazón. Tus ojos se han fijado en el tabernáculo, tu corazón. Te convertiste en el amigo inseparable de Jesús la Eucaristía, hasta que pasaste noches enteras a sus pies. Desde que eras niño, lo has anhelado tanto que recibiste la primera comunión del Arcángel San Miguel desde el cielo. En la Eucaristía encontraste consuelo en los días tristes. De la Eucaristía, pan de vida eterna, sacaste el ardor misionero para convertir, si fuera posible, tantos pecadores como granos de arena marina, las estrellas del cielo.
Glorioso santo, haznos enamorar, como tú, de Jesús, amor infinito.
Por su ardiente amor por el Señor Eucarístico, háganos saber también cómo encontrar en la Eucaristía el alimento necesario que nutre nuestra alma, la medicina infalible que cura y fortalece nuestras fuerzas débiles, la guía segura que, por sí sola, puede presentarnos a la visión radiante del cielo. Gloria al Padre ...