Oración de consagración al Inmaculado Corazón de María

Santísima Virgen y Madre nuestra, al mostrar tu Corazón rodeado de espinas, símbolo de las blasfemias e ingratitudes con las que los hombres retribuyen las sutilezas de tu amor, has pedido consolarte y repararte. De niños queremos amarte y consolarte siempre, pero sobre todo después de tus maternas lamentaciones, queremos reparar tu Doloroso e Inmaculado Corazón, que la maldad de los hombres hiere con las espinas punzantes de sus pecados.

En particular, queremos reparar las blasfemias pronunciadas contra su Inmaculada Concepción y su Santísima Virginidad. Desafortunadamente, muchos niegan que eres Madre de Dios y no quieren aceptarte como la tierna Madre de los hombres.

Otros, al no ser capaces de ultrajarlos directamente, descargan su ira satánica profanando sus Imágenes Sagradas. También están aquellos que intentan infundir indiferencia, desprecio e incluso odio contra ti en los corazones, especialmente los niños inocentes que te son tan queridos.

Santísima Virgen, postrada a tus pies, expresamos nuestro dolor y prometemos reparar, con nuestros sacrificios, comuniones y oraciones, tantos pecados y ofensas de estos ingratos hijos tuyos. Reconociendo que tampoco nosotros siempre respondemos a tus predilecciones, ni te amamos y honramos suficientemente como Madre nuestra, imploramos el perdón misericordioso de nuestros pecados y frialdad.

Santa Madre, todavía queremos pedirte compasión, protección y bendiciones para los activistas ateos y enemigos de la Iglesia. Llévalos a la verdadera Iglesia, redil de salvación, como prometiste en tus apariciones en Fátima.

Por los que son tus hijos, por todas las familias y por nosotros en particular, que nos consagramos enteramente a tu Inmaculado Corazón, sé refugio en las angustias y tentaciones de la Vida; ser un camino para llegar a Dios, única fuente de paz y alegría. Amén.

Salve Regina