La oración de hoy: la devoción que Jesús nos pide a cada uno de nosotros.

Adoración del Santísimo Sacramento
La adoración del Santísimo Sacramento consiste en pasar tiempo frente a Jesús, escondido en la hostia consagrada, pero típicamente colocado o expuesto, en un hermoso barco llamado custodia como se muestra aquí. Muchas iglesias católicas tienen capillas de adoración donde puedes venir a adorar al Señor expuesto en la custodia en varias ocasiones, a veces las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Los fieles se comprometen a pasar al menos una hora a la semana con Jesús y pueden usar este tiempo para orar, leer, meditar o simplemente sentarse y descansar en su presencia.

Las parroquias y santuarios a menudo también ofrecen oportunidades para servicios de adoración u horas de oración conjuntas. Por lo general, la congregación se reúne en oración y en alguna canción, reflexión sobre las Escrituras u otra lectura espiritual, y tal vez un momento tranquilo para la reflexión personal. Este servicio termina con la Bendición, ya que un sacerdote o diácono levanta la custodia y bendice a los presentes. Algunas veces Jesús permitió que Santa Faustina viera claramente la realidad del momento:

Ese mismo día, mientras estaba en la iglesia esperando la confesión, vi los mismos rayos que emanaban de la custodia y se extendían por toda la iglesia. Esto duró todo el servicio. Después de la Bendición, los rayos brillaron en ambos lados y volvieron a la custodia nuevamente. Su apariencia era brillante y transparente como el cristal. Le pedí a Jesús que se dignase a encender el fuego de su amor en todas las almas que estaban frías. Bajo estos rayos, un corazón se calienta, incluso si fuera como un bloque de hielo; incluso si fuera duro como una roca, se convertiría en polvo. (370)

Qué imagen tan convincente, utilizada aquí para enseñarnos o recordarnos el poder supremo de Dios que está disponible para nosotros en presencia de la Sagrada Eucaristía. Si hay una Capilla de Adoración cerca de usted, haga todo lo posible para realizar una visita al menos una vez a la semana. Visite al Señor a menudo, aunque solo sea por unos momentos. Ven a verlo en ocasiones especiales como cumpleaños o aniversarios. Alabadle, adórenlo, pregúntenle y agradézcanle por todo.