Oración para ser recitada en tristeza, sufrimiento y dolor.

Oh Virgen, se hace tarde
todo se duerme en la tierra
es hora de descansar: ¡no me abandones!

Pon tu mano sobre mis ojos
como una buena madre
Ciérrelos suavemente a las cosas aquí abajo.

Mi alma está cansada de preocupaciones y tristezas.
El esfuerzo que me espera está aquí, cerca de mí.
Pon tu mano en mi frente
deja de pensar

Dulce será mi descanso
si bendecido por ti.
Porque mañana tu pobre hijo
te despertaste más fuerte
y reanudar alegremente
El peso del nuevo día.

Pon tu mano sobre mi corazón.
Él solo siempre mira
y reírse de su Dios
amor eterno.
Amén.

María, Madre del Salvador y nuestra Madre,
tu santidad inmaculada
no te alejó de la espada del dolor.
Pero al pie de la Cruz te mantuviste firme en la fe:
creíste en el amor del Padre al ver al Hijo Crucificado.

Oh Virgen de los Dolores, te presento, confiada, mi dolor.
Humildemente te pido consuelo.
Contigo me uno a la mía en la cruz de Jesús
porque te conviertes en un instrumento de salvación para mi alma
y para toda la humanidad.

Madre de amor que vence el dolor
reza por mí.

Amén.