ORACIÓN A SAN RAFFAELE ARCANGELO para obtener la gracia de la curación espiritual y física.

Oh, el más poderoso Arcángel San Rafael, nos volvemos a ti en nuestras enfermedades: a ti, que eres el Arcángel de la curación e intercesas por los bienes que nos llegan del Padre misericordioso, el Hijo del Cordero inmolado, el Amor del Espíritu Santo. Estamos convencidos de que el pecado es el verdadero enemigo de nuestra vida; de hecho, con el pecado, la enfermedad y la muerte entraron en nuestra historia y nuestra semejanza con el Creador se nubló. El pecado, que lo trastorna todo, nos distrae de la dicha eterna a la que estamos destinados. Antes que tú o San Raffaele, reconocemos que somos como leprosos o como Lázaro en el sepulcro.
Ayúdanos a recibir la Divina Misericordia sobre todo con una buena Confesión y luego a mantener las buenas intenciones que hacemos; así se encenderá en nosotros la esperanza cristiana, una fuente de paz y serenidad. Usted, Medicina de Dios, nos recuerda que el pecado perturba nuestra mente, oscurece nuestra fe, nos ciega a los que no ven a Dios, las personas sordas que no escuchan la Palabra, las personas tontas que ya no pueden orar. Es por eso que le pedimos que reavive la fe en nosotros y la viva con perseverancia y valor en la Santa Iglesia de Dios. Usted, nuestro poderoso intercesor, ve que nuestros corazones se han secado a causa del pecado, a veces se han vuelto duros como la piedra. Por lo tanto, le pedimos que los haga suaves y humildes como el corazón de Cristo, para que sepan cómo amar a todos y perdonar.
Tráenos a la Eucaristía, porque sabemos cómo atraer el amor verdadero y la capacidad de entregarnos a nuestros hermanos desde nuestros tabernáculos. Usted ve que buscamos todos los medios para curar nuestras enfermedades y mantener nuestros cuerpos saludables, pero, entendiendo que siempre es el pecado lo que crea un trastorno total incluso en lo físico, le rogamos que sane cada herida, que nos ayude a vivir con sobriedad y sacrificio, para que nuestros cuerpos estén rodeados de pureza y sinceridad: de esta manera podremos parecernos más a nuestra Madre celestial, Inmaculada y llena de Gracia.
Lo que pedimos por nosotros, lo concedemos también a los que están lejos y a todos los que no pueden rezar. De manera especial, le confiamos la unidad de las familias. Escuche nuestra oración, o Guía sabia y benéfica, y acompañe nuestro viaje hacia Dios-Padre, porque, junto con usted, algún día podemos alabar Su infinita Misericordia para siempre. Que así sea.
Three Pater, Ave, Gloria