Oración dictada por Jesús a María Valtorta para liberar a nuestros seres queridos del Purgatorio.

Oramos esta oración con fe y amor durante nueve días consecutivos, recibiremos una gran ayuda de nuestro querido difunto en el Purgatorio.
Oh Jesús, quien con tu gloriosa resurrección nos ha mostrado lo que serán los "hijos de Dios" para siempre, concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, que murieron en tu gracia, y a nosotros, en nuestra hora.
Por el sacrificio de tu sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos los santos, abre tu reino a sus espíritus.
Oh Madre, cuya agonía terminó en el amanecer de Pascua antes del Resucitado y cuya espera para reunirse con tu Hijo cesó en la alegría de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor liberando de los dolores a los que amamos incluso después de la muerte, y reza por nosotros que estamos esperando el momento de encontrar el abrazo de aquellos que perdimos.
Mártires y santos que se regocijan en el cielo, miran suplicante a Dios, uno fraternal a los muertos que expiran, para rezar al Eterno por ellos y decirles: "He aquí, la paz se abre para ustedes".
Amados, queridos, no perdidos, sino separados, tus oraciones son para nosotros el beso que lamentamos, y cuando seas sufragista serás libre en el Paraíso bendito con los santos, protégenos amándonos en perfección, unidos a nosotros por lo invisible, activo, amoroso Comunión de los santos, anticipación de esa reunión perfecta de los "benditos" que nos permitirá, además de soportar la vista de Dios, encontrarte como lo hicimos, pero sublime por la gloria del cielo.