Oraciones muy útiles para ser recitadas en sufrimiento, dolor y dificultad.

Oración en el sufrimiento
María, Madre del Salvador y nuestra Madre,
tu santidad inmaculada
no te alejó de la espada del dolor.
Pero al pie de la Cruz te mantuviste firme en la fe:
creíste en el amor del Padre al ver al Hijo Crucificado.

Oh Virgen de los Dolores, te presento, confiada, mi dolor.
Humildemente te pido consuelo.
Contigo me uno a la mía en la cruz de Jesús
porque te conviertes en un instrumento de salvación para mi alma
y para toda la humanidad.

Madre de amor que vence el dolor
reza por mí.

Amén.

Oración a María, en momentos dolorosos.
Si mis proyectos, construidos con paciencia,
colapsó en estado de shock
de dificultades y pruebas,
y mis deseos, incluso los más buenos y honestos,
son revelados en vano
María, ayúdame, ven a rescatarme.

Si el dolor entra en mi casa,
confunde y sacude mi corazón
y parezco estar de repente
abandonado e indefenso,
indefenso y sin recursos,
María, ayúdame, ven a rescatarme.

Si enfermedad y muerte
s'annunciano
donde pueden parecerme absurdos
donde la salud y la vida reclaman sus derechos,
y los planes de Dios me parecen incomprensibles
María, ayúdame, ven a rescatarme.

Oración en las dificultades de la vida.
Oh Dios todopoderoso y misericordioso
refresco en fatiga, apoyo en dolor, consuelo en lágrimas,
escuche la oración, que consciente de nuestros defectos, le dirigimos a usted:
salvarnos de la angustia presente
y danos un refugio seguro en tu misericordia.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Padre todopoderoso y misericordioso
mira nuestra dolorosa condición:
consuela a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza,
porque sentimos tu presencia como padre entre nosotros.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Oh Señor, ahora ese dolor, tristeza y temor
pesa sobre mi corazón, guíame -con la claridad de la fe-
para encontrar ayuda y consuelo en ti.
Que el Espíritu Santo mantenga la certeza de ser tu hijo en mí.
ayudándome a aceptar todos los eventos de tu mano.
Convénceme de que Tú, Padre, haz que sirvan a mi bien y,
respetando la libertad humana, siempre deriva el bien del mal.
Déjame encontrar una respuesta en la certeza de tu amor
a esas preguntas que van más allá de la sabiduría humana.
Puedo sentir, en mi doloroso camino,
tu paso seguro que no me abandonará.
Creo en ti, oh Señor, porque eres la verdad.
Espero en ti porque eres fiel.
Te amo porque eres bueno