Di estas 3 oraciones para mejorar tu estado mental

La paz y serenidad mental son importantes para nuestro bienestar físico, mental y espiritual.

A veces, sin embargo, olvidamos que somos criaturas de la mente, el cuerpo y el alma. Esto significa que cualquier cosa que suceda en un área de la vida inevitablemente se trasladará a otra.

Todo está interconectado, recordándonos que nuestra salud física y espiritual debe estar en sintonía con la mental.

Aquí, entonces, hay algunas oraciones que buscan cerrar esta brecha para ayudarnos a mantener la paz y la serenidad mental.

  1. ¿Te sientes solo o aislado? Di esta oración de Santa Faustina

Jesús, amigo de corazón solitario, eres mi refugio, eres mi paz. Eres mi salvación, eres mi serenidad en momentos de lucha y en medio de un océano de dudas.

Eres el rayo de luz que ilumina el camino de mi vida. Eres todo para un alma solitaria. Comprende el alma incluso si permanece en silencio. Conoces nuestras debilidades y, como buen médico, nos consuelas y nos curas, evitándonos el sufrimiento, como tú eres un experto.

2 - Si te sientes desanimado, prueba esta oración a Jesús Resucitado

Oh Jesús resucitado,
tú que diste paz a tus apóstoles, reunidos en oración,
cuando les dijiste: "La paz sea contigo",
¡concédenos el don de la paz!

Defiéndenos del mal
y de todas las formas de violencia que afligen a nuestra sociedad,
porque todos vivimos, como hermanos y hermanas,
una vida digna de nuestra dignidad humana.

Oh Jesús
que moriste y resucitaste por nosotros,
se aleja de nuestras familias y la sociedad
toda forma de desesperación y desánimo,
porque podemos vivir resucitados
y lleva tu paz al mundo entero.

Por Cristo nuestro Señor Amén.

3 - Oración para purificar la mente de pensamientos que distraen

Oh Dios, creo firmemente que estás presente en todas partes y ves todas las cosas. Mira mi nada, mi inconstancia, mi pecaminosidad. Me ves en todas mis acciones y me ves en mi meditación. Me postro ante Ti y adoro Tu divina majestad con todo mi ser. Limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, malvados y que distraen. Ilumina mi inteligencia y enciende mi voluntad, para que pueda orar con reverencia, atención y devoción.

fuente: CatholicShare.com.