Piensa hoy si tu amor por Dios es completo

Jesús dijo en respuesta: “No sabes lo que estás pidiendo. ¿Puedes beber la copa que estoy a punto de beber? Le dijeron: "Podemos". Él respondió: "Mi copa realmente beberás, pero sentarte a mi derecha ya mi izquierda, no es mío para dar, sino para aquellos para quienes fue preparado por mi Padre". Mateo 20: 22–23

Es fácil tener buenas intenciones, pero ¿es suficiente? El pasaje del evangelio anterior fue dicho por Jesús a los hermanos Santiago y Juan después de que su amada madre se acercó a Jesús y le pidió que le prometiera que sus dos hijos se sentarían a su derecha y a su izquierda cuando ella tomara su trono real. Tal vez fue un poco atrevida por su parte pedir la de Jesús, pero fue claramente el amor de una madre lo que estaba detrás de su solicitud.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que en realidad no se dio cuenta de lo que estaba pidiendo. Y si se hubiera dado cuenta de lo que él le estaba pidiendo, tal vez no le habría pedido a Jesús este "favor" en absoluto. Jesús estaba subiendo a Jerusalén donde tomaría su trono en la cruz y sería crucificado. Y fue en este contexto que se le preguntó a Jesús si Jacobo y Juan podían unirse a él en su trono. Por eso Jesús pregunta a estos dos apóstoles: "¿Pueden beber la copa que estoy a punto de beber?" A lo que responden: "Podemos". Y Jesús lo confirma diciéndoles: "Mi copa realmente beberéis".

Jesús los invitó a seguir sus pasos y a dar su vida con valentía de manera sacrificada por el amor de los demás. Deberían haber renunciado a todo temor y estar listos y dispuestos a decir "Sí" a sus cruces mientras buscaban servir a Cristo y Su misión.

Seguir a Jesús no es algo que debamos estar haciendo a medias. Si queremos ser un verdadero seguidor de Cristo, entonces también debemos beber la copa de Su Preciosa Sangre en nuestras almas y ser nutridos por ese regalo para que estemos listos y dispuestos a entregarnos hasta el punto del sacrificio total. Debemos estar listos y dispuestos a no retener nada, incluso si eso significa el máximo sacrificio.

Es cierto que muy pocas personas serán llamadas a ser mártires literales como lo fueron estos Apóstoles, pero TODOS estamos llamados a ser mártires en espíritu. Esto significa que debemos estar tan completamente entregados a Cristo y su voluntad que hemos muerto por nosotros mismos.

Reflexiona hoy sobre Jesús que te hace esta pregunta: "¿Puedes beber de la copa que estoy a punto de beber?" ¿Puedes darlo todo con gusto sin retener nada? ¿Puede tu amor por Dios y por los demás ser tan completo y total que seas un mártir en el verdadero sentido de la palabra? Decides decir "Sí", beber la copa de Su Preciosa Sangre y ofrecer tu vida todos los días en total sacrificio. ¡Vale la pena y puedes hacerlo!

Señor, que mi amor por ti y por los demás sea tan completo que no contenga nada. Solo puedo dedicar mi mente a tu verdad y mi voluntad a tu camino. Y que el regalo de Tu Preciosa Sangre sea mi fuerza en este viaje para que pueda imitar tu amor perfecto y sacrificado. Jesús, creo en ti.