Reflexione hoy sobre aquellos a quienes siente que Dios quiere que se acerque con el evangelio.

Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Les dijo que no llevaran nada para el viaje más que un bastón: sin comida, sin saco, sin dinero en el cinturón. Marcos 6: 7–8

¿Por qué Jesús ordenó a los Doce que fueran a predicar con autoridad pero no llevaran nada consigo en el viaje? La mayoría de las personas que se embarcan en un viaje se preparan con anticipación y se aseguran de empacar lo que necesitan. La instrucción de Jesús no fue tanto una lección sobre cómo depender de otros para las necesidades básicas, sino una lección sobre cómo confiarse a la providencia divina para su ministerio.

El mundo material es bueno en sí mismo. Toda la creación es buena. Por lo tanto, no hay nada de malo en tener posesiones y usarlas para nuestro propio bien y para el bien de aquellos que han sido puestos a nuestro cuidado. Pero hay ocasiones en las que Dios quiere que confiemos más en Él que en nosotros mismos. La historia anterior es una de esas situaciones.

Al instruir a los Doce para que avanzaran en su misión sin cargar con las necesidades de la vida, Jesús los estaba ayudando a confiar no solo en Su providencia para esas necesidades básicas, sino también a confiar en que Él les proporcionaría espiritualmente en su misión de predicación. y curación. Tenían una gran autoridad y responsabilidad espiritual, y debido a esto, necesitaban depender de la providencia de Dios en mayor medida que otros. Por eso, Jesús los exhorta a confiar en Él en sus necesidades básicas para que también estén dispuestos a confiar en Él en esta nueva misión espiritual.

Lo mismo ocurre con nuestras vidas. Cuando Dios nos confía la misión de compartir el evangelio con otra persona, a menudo lo hará de una manera que requiere una gran confianza de nuestra parte. Él nos enviará "con las manos vacías", por así decirlo, para que aprendamos a confiar en Su amable guía. Compartir el evangelio con otra persona es un privilegio increíble, y debemos darnos cuenta de que solo tendremos éxito si confiamos de todo corazón en la providencia de Dios.

Reflexione hoy sobre aquellos a quienes siente que Dios quiere que se acerque con el evangelio. ¿Cómo haces esto? La respuesta es bastante simple. Usted hace esto solamente confiando en la providencia de Dios. Salga con fe, escuche su voz que lo guía en cada paso del camino y sepa que su providencia es la única manera en que el mensaje del evangelio será realmente compartido.

Mi Señor de confianza, acepto tu llamado para seguir adelante y compartir tu amor y misericordia con los demás. Ayúdame a confiar siempre en ti y en tu providencia para mi misión en la vida. Úsame como desees y ayúdame a confiar en tu mano guía para la construcción de tu glorioso Reino en la tierra. Jesús creo en ti