Reflexione hoy sobre cómo ve los mandamientos de Dios y su ley

Si supieras lo que significa, quiero lástima, no sacrificio, no habrías condenado a estos hombres inocentes ". Mateo 12: 7

Los apóstoles de Jesús tenían hambre y recogían espigas de trigo mientras caminaban para satisfacer su hambre. Como resultado, los fariseos condenaron a los apóstoles por hacer lo que dijeron que era "ilegal" en sábado. Afirmaron que recoger cabezas de grano mientras caminaba se consideraba "trabajo" y, por lo tanto, violaba la ley que requería descansar los sábados.

De Verdad? ¿Los fariseos pensaron seriamente que los apóstoles pecaron al cosechar trigo mientras caminaban para satisfacer su hambre? Esperamos que no nos resulte difícil ver lo absurdo e irracional de esta oración. Los apóstoles no hicieron nada malo, pero fueron condenados. Eran "hombres inocentes" como señala Jesús.

Jesús responde a la irracionalidad de los fariseos recordándoles la Escritura: "Deseo misericordia, no sacrificio". Y subraya que los apóstoles fueron injustamente condenados porque los fariseos no entienden este pasaje y este mandato de Dios por misericordia.

El mandamiento del sábado de descansar era de Dios, pero el mandamiento de descansar no era un requisito en sí mismo. Este no era un requisito legal que de alguna manera honraba a Dios solo al observarlo estrictamente. El descanso del sábado fue principalmente un regalo de Dios para la humanidad porque Dios sabía que necesitábamos descanso y rejuvenecimiento. Sabía que cada semana necesitábamos tiempo para reducir la velocidad, ofrecer adoración especial a Dios y disfrutar de la compañía de los demás. Pero los fariseos convirtieron el descanso del sábado en una carga. Se dieron cuenta de una estricta observancia legalista que no hizo nada para glorificar a Dios o refrescar el espíritu humano.

Una verdad clave que podemos aprender de este pasaje es que Dios nos llama a interpretar su ley a través de los ojos de la misericordia. La misericordia siempre nos refresca, nos eleva y nos llena de nueva energía. Nos motiva a adorar y nos llena de esperanza. La misericordia no nos impone una pesada carga legalista; más bien, la misericordia y la ley de Dios juntas nos rejuvenecen y nos refrescan.

Reflexione hoy sobre cómo ve los mandamientos de Dios y su ley. ¿Lo ve como un requisito legalista y oneroso? ¿O lo ves como una bendición de la misericordia de Dios destinada a aligerar tu carga?

Señor, ayúdame a amar tu ley. Ayúdame a verlo verdaderamente a la luz de tu misericordia y gracia. Que pueda ser renovado por todos tus mandamientos y elevado por tu voluntad. Jesús, creo en ti.