Reflexione hoy sobre cómo se ve y trata a aquellos cuyos pecados se manifiestan de alguna manera

Los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban para escuchar a Jesús, pero los fariseos y los escribas comenzaron a quejarse, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Lucas 15: 1-2

¿Cómo tratas a los pecadores que conoces? ¿Los evita, habla de ellos, se ríe de ellos, los compadece o los ignora? ¡Ojalá no! ¿Cómo debes tratar al pecador? Jesús les permitió acercarse a él y les prestó atención. De hecho, fue tan misericordioso y bondadoso con el pecador que los fariseos y los escribas lo criticaron duramente. ¿Y tu? ¿Está dispuesto a asociarse con el pecador hasta el punto de estar abierto a la crítica?

Es bastante fácil ser duro y crítico con quienes "lo merecen". Cuando vemos a alguien claramente perdido, casi podemos sentirnos justificados en señalar con el dedo y dejarlo como si fuéramos mejores que él o como si fuera tierra. ¡Qué fácil y qué error!

Si queremos ser como Jesús debemos tener una actitud muy diferente hacia ellos. Necesitamos actuar con ellos de manera diferente de lo que podríamos sentir que estamos actuando. El pecado es feo y sucio. Es fácil criticar a alguien atrapado en un ciclo de pecado. Sin embargo, si hacemos esto, no seremos diferentes de los fariseos y escribas de la época de Jesús, y lo más probable es que recibamos el mismo trato duro que Jesús sufrió por nuestra falta de misericordia.

Es interesante notar que uno de los únicos pecados que Jesús reprocha constantemente es el de juzgar y criticar. Es casi como si este pecado cerrara la puerta a la misericordia de Dios en nuestras vidas.

Reflexione hoy sobre cómo se ve y trata a aquellos cuyos pecados se manifiestan de alguna manera. ¿Los tratas con misericordia? ¿O reaccionas con desprecio y actúas con un corazón que juzga? Vuelve a la misericordia y la falta total de juicio. El juicio es para que Cristo lo dé, no el tuyo. Estás llamado a la misericordia y la compasión. Si puedes ofrecer eso, serás mucho más como nuestro misericordioso Señor.

Señor, ayúdame cuando tengo ganas de ser duro y juzgar. Ayúdame a volver una mirada compasiva hacia el pecador al ver la bondad que pones en sus almas antes de ver sus actos pecaminosos. Ayúdame a dejarte el juicio y a abrazar la misericordia. Jesús, creo en ti.