Reflexione hoy sobre cómo puede realmente amar a los de su familia

Jesús dijo a sus apóstoles: “Quien ama a padre o madre más que a mí no es digno de mí, y quien ama a hijo o hija más que a mí no es digno de mí; y cualquiera que no tome su cruz y me siga no es digno de mí ". Mateo 10: 37-38

Jesús explica una consecuencia interesante de la elección de amar a los miembros de la familia más que a Dios. El resultado de amar a un miembro de la familia más que a Dios es que no eres digno de Dios. Esta es una declaración fuerte destinada a evocar una autorreflexión seria.

Primero, debemos darnos cuenta de que la única forma de amar auténticamente a la madre o al padre, hijo o hija, es, ante todo, amar a Dios con todo su corazón, mente, alma y fuerza. El amor por la familia y los demás debe fluir de este amor puro y total por Dios.

Por esta razón, deberíamos ver la advertencia de Jesús como un llamado para asegurarnos de que no solo lo amamos completamente, sino también un llamado para asegurarnos de que amamos completamente a nuestra familia al permitir que nuestro amor a Dios se convierta en la fuente de nuestro amor por los demás. .

¿Cómo podemos violar este mandato de nuestro Señor? ¿Cómo amaríamos a otros más que a Jesús? Actuamos de esta manera pecaminosa cuando permitimos que otros, incluso miembros de la familia, nos alejen de nuestra fe. Por ejemplo, un domingo por la mañana mientras se prepara para ir a la iglesia, un miembro de la familia trata de convencerlo de que se salte la misa para otra actividad. Si permites apaciguarlos, entonces los estás "amando" más que a Dios. Por supuesto, al final, este no es un amor auténtico por el miembro de la familia ya que se tomó una decisión contraria a la voluntad de Dios.

Reflexione hoy sobre cómo puede realmente amar a los de su familia al dirigir primero su corazón y su alma hacia el amor de Dios. Permita que este abrazo completo del amor de Dios se convierta en la base del amor en cualquier relación. Solo entonces el buen fruto saldrá del amor de los demás.

Señor, te doy toda mi mente, corazón, alma y fuerza. Ayúdame a amarte sobre todo y en todas las cosas y, desde ese amor, ayúdame a amar a los que has puesto en mi vida. Jesús, creo en ti.