Reflexiona hoy sobre las heridas que llevas dentro

Jesús dijo a sus discípulos: "A ustedes que escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan". Lucas 6: 27-28

Estas palabras son claramente más fáciles de decir que de hacer. En última instancia, cuando alguien actúa con odio hacia ti y te maltrata, lo último que quieres hacer es amarlo, bendecirlo y orar por él. Pero Jesús tiene muy claro que esto es lo que estamos llamados a hacer.

En medio de alguna persecución directa o malicia que se nos inflige, podemos resultar heridos fácilmente. Este dolor puede llevarnos a la ira, deseos de venganza e incluso odio. Si cedemos a estas tentaciones, de repente nos convertimos en lo que nos lastima. Desafortunadamente, odiar a quienes nos han lastimado solo empeora las cosas.

Pero sería ingenuo negar alguna tensión interior que todos enfrentamos cuando nos enfrentamos al daño de otro y al mandato de Jesús de amarlos a cambio. Si somos honestos, debemos admitir esta tensión interna. La tensión surge cuando intentamos abrazar el mandato del amor total a pesar de los sentimientos de dolor e ira que experimentamos.

Una cosa que revela esta tensión interna es que Dios quiere mucho más para nosotros que simplemente vivir una vida basada en nuestros sentimientos. Estar enojado o herido no es tan agradable. De hecho, puede ser causa de mucha miseria. Pero no tiene por qué ser así. Si entendemos este mandamiento de Jesús de amar a nuestros enemigos, comenzaremos a comprender que esta es la salida de la miseria. Comenzaremos a darnos cuenta de que ceder a los sentimientos heridos y devolver la ira por ira o el odio por odio hace que la herida sea más profunda. Por otro lado, si podemos amar cuando nos maltratan, de repente encontramos que el amor en este caso es bastante poderoso. Es el amor que va más allá de cualquier sentimiento. Es amor verdadero purificado y donado gratuitamente de Dios, es caridad al más alto nivel y es una caridad que nos llena de auténtica alegría en abundancia.

Reflexiona hoy sobre las heridas que llevas dentro. Debes saber que estas heridas pueden convertirse en la fuente de tu santidad y felicidad si dejas que Dios las transforme y si dejas que Dios llene tu corazón de amor por todos los que te han maltratado.

Señor, sé que estoy llamado a amar a mis enemigos. Sé que estoy llamado a amar a todos los que me han maltratado. Ayúdame a entregarte cualquier sentimiento de ira u odio y reemplazar esos sentimientos con verdadera caridad. Jesús, creo en ti.