Reflexiona hoy sobre esos momentos de tu vida en los que sientes que Dios calla

Y he aquí, una mujer cananea de ese distrito vino y gritó: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija está atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió ni una palabra. Llegaron los discípulos de Jesús y le preguntaron: "Despídela, porque sigue llamándonos". Mateo 15: 22-23

Esta es una de esas historias fascinantes en las que las acciones de Jesús podrían malinterpretarse fácilmente. A medida que se desarrolla la historia, Jesús responde al deseo de ayuda de esta mujer diciendo: "No está bien tomar comida para bebés y arrojarla a los perros". ¡Ay! Esto inicialmente suena grosero. Pero, por supuesto, no fue porque Jesús nunca fue grosero.

El silencio inicial de Jesús hacia esta mujer y sus palabras aparentemente groseras son acciones a través de las cuales Jesús puede no solo purificar la fe de esta mujer, sino también darle la oportunidad de manifestar su fe para que todos la vean. Finalmente, Jesús clama: "¡Oh mujer, grande es tu fe!"

Si deseas recorrer el camino de la santidad, esta historia es para ti. Es una historia a través de la cual llegamos a comprender que la gran fe proviene de la purificación y la confianza inquebrantable. Esta mujer le dice a Jesús: "Por favor, Señor, porque hasta los perros se comen las sobras que caen de la mesa de sus amos". En otras palabras, suplicó misericordia a pesar de su indignidad.

Es fundamental comprender que a veces Dios parece estar en silencio. Este es un acto de profundo amor de Su parte porque en realidad es una invitación a volverse hacia Él en un nivel muy profundo. El silencio de Dios nos permite pasar de una fe alimentada por el reconocimiento y la emoción a una fe alimentada por la pura confianza en Su misericordia.

Reflexiona hoy sobre esos momentos de tu vida en los que sientes que Dios está en silencio. Sepa que esos momentos son en realidad momentos de invitación a confiar en un nivel nuevo y más profundo. ¡Da un salto de confianza y permite que tu fe se purifique más completamente para que Dios pueda hacer grandes cosas en ti y a través de ti!

Señor, reconozco que no soy digno de Tu gracia y misericordia en mi vida en todos los sentidos. Pero también reconozco que eres misericordioso más allá de la comprensión y que tu misericordia es tan grande que deseas derramarla sobre mí, un pobre e indigno pecador. Te pido esta misericordia, querido Señor, y en Ti confío plenamente. Jesús, confío en ti.