Reflexione hoy sobre esas poderosas y penetrantes palabras de Jesús: "¡Siervo malvado!"

¡Siervo malvado! Te perdoné toda tu deuda porque me lo rogaste. ¿No debiste tener piedad de tu compañero como yo te he compadecido de ti? Luego, enojado, su maestro lo entregó a los torturadores hasta que hubo saldado toda la deuda. Así será mi Padre celestial para con ustedes, a menos que cada uno de ustedes perdone a su hermano de corazón ”. Mateo 18: 32-35

¡Esto definitivamente NO es lo que quieres que Jesús te diga y te haga! ¡Qué espantoso es oírle decir: "Siervo malvado!" Y luego ser entregado a los torturadores hasta que pagues todo lo que debes por tus pecados.

Bueno, la buena noticia es que Jesús está ansioso por evitar una confrontación tan terrible. No desea que ninguno de nosotros sea responsable de la fealdad de nuestros pecados. Su ardiente deseo es perdonarnos, derramar misericordia y cancelar deudas.

El peligro es que haya al menos una cosa que le impedirá ofrecernos este acto de misericordia. Es nuestra terquedad en no poder perdonar a quienes nos han hecho daño. Este es un requisito serio de Dios para nosotros y no debemos tomarlo a la ligera. Jesús contó esta historia por una razón y la razón fue que lo decía en serio. A menudo podemos pensar en Jesús como una persona muy pasiva y amable que siempre sonreirá y mirará para otro lado cuando pecamos. ¡Pero no olvide esta parábola! No olvides que Jesús se toma en serio la obstinada negativa a ofrecer misericordia y perdón a los demás.

¿Por qué es tan fuerte en este requisito? Porque no puedes recibir lo que no estás dispuesto a regalar. Puede que no tenga sentido al principio, pero es un hecho muy real de la vida espiritual. Si quieres misericordia, tienes que regalar misericordia. Si quieres perdón, tienes que ofrecerlo. Pero si quieres un juicio duro y una condena, entonces sigue adelante y ofrece un juicio duro y una condena. Jesús responderá a ese acto con bondad y severidad.

Reflexione hoy sobre esas poderosas y perspicaces palabras de Jesús: "¡Siervo malvado!" Si bien es posible que no sean las palabras más "inspiradoras" para reflexionar, pueden ser algunas de las palabras más útiles para reflexionar. A veces todos necesitamos escucharlos porque debemos estar convencidos de la seriedad de nuestra obstinación, juicio y dureza hacia los demás. Si esta es tu lucha, arrepiéntete hoy de esta tendencia y deja que Jesús levante esa pesada carga.

Señor, lamento mi terquedad de corazón. Lamento mi dureza y mi falta de perdón. En tu compasión, perdóname y llena mi corazón con tu misericordia hacia los demás. Jesús, creo en ti.