Reflexione hoy que de alguna manera está luchando con pensamientos confusos y engañosos.

Jesús les dijo: "¿No están engañados porque no conocen las Escrituras o el poder de Dios?" San Marcos 12:24

Esta escritura proviene del pasaje donde algunos saduceos intentaban atrapar a Jesús en su discurso. En los últimos tiempos, este ha sido un tema común en las lecturas diarias. La respuesta de Jesús es la que corta el problema al corazón. Resuelve su confusión, pero comienza simplemente afirmando la clara verdad de que los saduceos están engañados porque no conocen las Escrituras ni el poder de Dios. Esto debería darnos razones para detenernos y mirar nuestra comprensión de las Escrituras y el poder de Dios.

Es fácil tratar de entender la vida solo. Podemos pensar, pensar, pensar e intentar analizar por qué sucedió esto o aquello. Podemos intentar analizar las acciones de otros o incluso las nuestras. Y muchas veces al final, estamos tan confundidos y "engañados" como cuando empezamos.

Si te encuentras en una situación tan confusa sobre algo que estás tratando de entender sobre la vida, tal vez sea agradable sentarte y escuchar esas palabras de Jesús pronunciadas como si te las hubieran dicho.

Estas palabras no deben tomarse como duras críticas o reproches. Más bien, deben ser tomados como una visión bendecida de Jesús para ayudarnos a dar un paso atrás y darnos cuenta de que a menudo nos engañan en las cosas de la vida. Es muy fácil dejar que las emociones y los errores empañen nuestro pensamiento y razonamiento y nos lleven por el camino equivocado. ¿Asi que que hacemos?

Cuando nos sentimos "engañados" o cuando nos damos cuenta de que realmente no entendemos a Dios o su poder en el trabajo, debemos detenernos y dar un paso atrás para poder orar y buscar lo que Dios tiene para decir.

Curiosamente, rezar no es lo mismo que pensar. Por supuesto, debemos usar nuestra mente para meditar en las cosas de Dios, pero "pensar, pensar y pensar más" no siempre es la forma de corregir la comprensión. Pensar no es oración. A menudo no lo entendemos.

Una meta regular que debemos tener es dar un paso atrás en la humildad y reconocer a Dios y a nosotros mismos que no entendemos sus caminos y voluntades. Debemos tratar de silenciar nuestros pensamientos activos y dejar de lado todas las nociones preconcebidas de lo que está bien y lo que está mal. En nuestra humildad, debemos sentarnos y escuchar y esperar a que el Señor tome la iniciativa. Si podemos dejar de lado nuestros intentos constantes de "entenderlo", podemos encontrar que Dios lo entenderá y arrojará la luz que necesitamos. Los saduceos lucharon con cierto orgullo y arrogancia que nublaron su pensamiento y los condujeron a la justicia propia. Jesús trata de redirigirlos suavemente pero con firmeza para aclarar el pensamiento.

Reflexione hoy que de alguna manera está luchando con pensamientos confusos y engañosos. Humíllate para que Jesús pueda redirigir tu pensamiento y ayudarte a llegar a la verdad.

Señor, quiero saber la verdad. A veces puedo permitirme ser engañado. Ayúdame a humillarme ante ti para que puedas tomar la iniciativa. Jesús, creo en ti.