Reflexiona hoy sobre tu deseo o falta de deseo de estar siempre con Jesús

Al amanecer, Jesús se fue y se dirigió a un lugar desierto. La multitud fue a buscarlo y, cuando se acercaron a él, intentaron evitar que los dejara. Lucas 4:42

¡Qué hermoso acto de afecto y amor por Jesús! Aquí, Jesús estaba con la multitud al atardecer y pasó toda la noche con la gente sanándolos y predicándoles. Quizás todos durmieron en algún momento, pero pudo haber pasado que Jesús estuvo despierto con ellos toda la noche.

En este pasaje anterior, Jesús se fue solo al amanecer justo cuando salía el sol. Fue a orar y simplemente a estar presente ante Su Padre Celestial. ¿Y que pasó? Aunque Jesús había dedicado toda la última tarde y noche a la gente, ellos todavía querían estar con Él. Él había ido por un corto tiempo a orar e inmediatamente lo buscó. Y cuando encontraron a Jesús, le rogaron que se quedara más tiempo.

Aunque Jesús tuvo que seguir adelante y predicar en otras ciudades, está claro que dejó una buena impresión en estas personas. Sus corazones estaban profundamente conmovidos y querían que Jesús se quedara.

La buena noticia es que hoy Jesús puede estar con nosotros las 24 horas del día, los 24 días de la semana. En ese momento, aún no había ascendido al cielo y, por lo tanto, estaba limitado a estar en un lugar a la vez. Pero ahora que está en el cielo, Jesús puede vivir en cualquier lugar y en cualquier momento.

Entonces, lo que vemos en este pasaje anterior es el deseo que todos deberíamos tener. Deberíamos querer que Jesús se quedara con nosotros las 24 horas del día, los 24 días de la semana, tal como esta buena gente quería. Debemos irnos a dormir con él en nuestra mente, despertarnos rezándole y dejar que nos acompañe todos los días. Necesitamos fomentar el mismo amor y afecto por Jesús que la gente tenía en este pasaje anterior. Promover este deseo es el primer paso para permitir que Su presencia nos acompañe todo el día, todos los días.

Reflexiona hoy sobre tu deseo o falta de deseo de estar siempre con Jesús ¿Hay momentos en los que prefieres que no esté? ¿O te has permitido tener el mismo cariño por Jesús que siempre busca su presencia en tu vida?

Señor, quiero que estés presente en mi vida todo el día todos los días. Que siempre te busque y esté siempre atento a tu presencia en mi vida. Jesús, creo en ti.