Reflexiona hoy sobre el simple llamado a amar a Dios y al prójimo

"Maestro, ¿qué mandamiento de la ley es el mayor?" Mateo 22:36

Esta pregunta fue planteada por uno de los estudiosos de la ley en un intento de poner a prueba a Jesús. Del contexto de este pasaje se desprende claramente que la relación entre Jesús y los líderes religiosos de su tiempo estaba comenzando a ser controvertida. Comenzaron a probarlo e incluso intentaron atraparlo. Sin embargo, Jesús continuó silenciándolos con sus sabias palabras.

En respuesta a la pregunta anterior, Jesús silencia a este estudiante de derecho dándole la respuesta perfecta. Dice: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es similar: amarás a tu prójimo como a ti mismo ”(Mateo 22: 37-39).

Con esta declaración, Jesús proporciona un resumen completo de la ley moral contenida en los Diez Mandamientos. Los primeros tres mandamientos revelan que debemos amar a Dios sobre todo y con todas nuestras fuerzas. Los últimos seis mandamientos revelan que debemos amar a nuestro prójimo. La ley moral de Dios es tan simple como el cumplimiento de estos dos mandamientos más generales.

Pero, ¿es así de simple? Bueno, la respuesta es "Sí" y "No". Es simple en el sentido de que la voluntad de Dios no es típicamente compleja y difícil de entender. El amor está claramente expresado en los Evangelios y estamos llamados a abrazar una vida radical de verdadero amor y caridad.

Sin embargo, puede considerarse difícil ya que no solo estamos llamados a amar, estamos llamados a amar con todo nuestro ser. Tenemos que entregarnos por completo y sin reservas. Esto es radical y requiere no retener nada.

Reflexiona hoy sobre el simple llamado a amar a Dios y al prójimo con todo lo que eres. Reflexione, en particular, sobre esa palabra "todo". Al hacer esto, seguramente se dará cuenta de las formas en que falla en dar todo. Cuando vea su fracaso, comience el glorioso camino de entregarse por completo a Dios y a los demás con esperanza.

Señor, elijo amarte con todo mi corazón, mente, alma y fuerzas. También elijo amar a todas las personas como tú las amas. Dame la gracia de vivir estos dos mandamientos del amor y de verlos como el camino a la santidad de la vida. Te amo, querido Señor. Ayúdame a amarte más. Jesús, creo en ti.