Reflexiona hoy sobre tu pequeñez ante Dios

“El Reino de los Cielos es como una semilla de mostaza que una persona ha tomado y sembrado en un campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando se cultiva es la más grande de las plantas. Se convierte en un gran arbusto y las aves del cielo vienen y moran en sus ramas. "Mateo 13: 31b-32

Con demasiada frecuencia tendemos a sentir que nuestras vidas no son tan importantes como las de los demás. A menudo podemos buscar a otros que son mucho más "poderosos" e "influyentes". Podemos tender a soñar con ser como ellos. ¿Y si tuviera su dinero? ¿O si tuviera su estatus social? ¿O si tuviera su trabajo? ¿O fue tan popular como ellos? Con demasiada frecuencia caemos en la trampa de los "qué pasaría si".

¡Este pasaje anterior revela el hecho absoluto de que Dios quiere usar tu vida para grandes cosas! La semilla más pequeña se convierte en el arbusto más grande. Esto plantea la pregunta: "¿Sientes a veces la semilla más pequeña?"

Es normal sentirse insignificante a veces y querer ser "más". Pero esto no es más que un sueño mundano y erróneo. La verdad es que cada uno de nosotros es capaz de hacer una GRAN diferencia en nuestro mundo. No, es posible que no estemos en las noticias nocturnas ni recibamos premios nacionales de grandeza, pero a los ojos de Dios tenemos un potencial más allá de lo que podríamos soñar despiertos.

Pon esto en perspectiva. ¿Qué es grandeza? ¿Qué significa ser transformado por Dios en la "más grande de las plantas" como lo es la semilla de mostaza? Significa que tenemos el increíble privilegio de cumplir el plan exacto, perfecto y glorioso que Dios tiene para nuestras vidas. Es este plan el que producirá el mejor y más abundante fruto eterno. Por supuesto, es posible que no obtengamos reconocimiento de nombres aquí en la Tierra. Pero entonces ?! ¿Realmente importa? Cuando estés en el cielo, ¿estarás deprimido porque el mundo no te ha reconocido a ti y a tu papel? Ciertamente no. En el cielo todo lo que importa es cuán santo te vuelves y cuán completamente has cumplido el plan divino para tu vida.

Santa Madre Teresa solía decir: "Estamos llamados a ser fieles, no a triunfar". Es esta fidelidad a la voluntad de Dios lo que importa.

Piense en dos cosas hoy. En primer lugar, reflexiona sobre tu "pequeñez" ante el misterio de Dios, solo no eres nada. Pero en esa humildad, también reflexionas sobre el hecho de que cuando vives en Cristo y en su voluntad divina eres grande más allá de toda medida. ¡Lucha por esa grandeza y serás eternamente bendecido!

Señor, sé que sin ti no soy nada. Sin ti mi vida no tiene sentido. Ayúdame a abrazar tu plan perfecto y glorioso para mi vida y, en ese plan, lograr la grandeza a la que me llamas. Jesús, creo en ti.