Reflexione sobre su vida hoy. A veces llevamos una cruz pesada

La niña se apresuró a regresar a la presencia del rey y le hizo su petición: "Quiero que me entregue la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja inmediatamente". El rey estaba profundamente afligido, pero debido a sus juramentos e invitados no quiso romper su palabra. Así que envió rápidamente a un verdugo con órdenes de traer la cabeza hacia atrás. Mateo 6: 25-27

Esta triste historia de la decapitación de Juan el Bautista nos revela mucho. Sobre todo, revela el misterio del mal en nuestro mundo y la voluntad permisiva de Dios de permitir que el mal florezca en ocasiones.

¿Por qué permitió Dios que decapitaran a San Juan? Él era un gran hombre. El mismo Jesús dijo que nadie nació de una mujer más grande que Juan el Bautista. Y, sin embargo, permitió que Juan sufriera esta gran injusticia.

Santa Teresa de Ávila dijo una vez a nuestro Señor: "Querido Señor, si así es como tratas a tus amigos, ¡no es de extrañar que tengas tan pocos!" Sí, Dios claramente ha permitido que aquellos a quienes ama sufran mucho a lo largo de la historia. ¿Qué nos dice esto?

En primer lugar, no debemos olvidar el hecho evidente de que el Padre permitió que el Hijo sufriera mucho y fuera asesinado de una manera horrible. La muerte de Jesús fue brutal e impactante. ¿Significa esto que el Padre no amó al Hijo? Ciertamente no. ¿Qué significa esto?

El hecho es que el sufrimiento no es una señal de la desaprobación de Dios. Si sufres y Dios no te da alivio, no es porque Dios te haya abandonado. No es que no te ames a ti mismo. De hecho, lo más probable es que sea cierto.

El sufrimiento de Juan el Bautista es, de hecho, el mayor sermón que pudo haber predicado. Es un testimonio de su inquebrantable amor por Dios y su sincero compromiso con la voluntad de Dios. El “sermón” de la pasión de Juan es poderoso porque eligió permanecer fiel a nuestro Señor a pesar de la persecución que soportó. Y, desde el punto de vista de Dios, la fidelidad de Juan es infinitamente más preciosa que su continua vida física o el sufrimiento físico que soportó.

Reflexione sobre su vida hoy. A veces cargamos una cruz pesada y oramos a nuestro Señor para que nos la quite. Por otro lado, Dios nos dice que su gracia es suficiente y que desea utilizar nuestros sufrimientos como testimonio de nuestra fidelidad. Por tanto, la respuesta del Padre a Jesús, su respuesta a Juan y su respuesta a nosotros es una llamada a entrar en el misterio de nuestros sufrimientos en esta vida con fe, esperanza, confianza y fidelidad. Nunca permita que las dificultades de la vida le impidan ser fiel a la voluntad de Dios.

Señor, que pueda tener la fuerza de Tu Hijo y la fuerza de San Juan Bautista mientras llevo mis cruces en la vida. Que pueda permanecer fuerte en la fe y lleno de esperanza mientras escucho tu llamado a abrazar mi cruz. Jesús, creo en ti.