Reflexiona hoy sobre la verdadera batalla espiritual que se desarrolla todos los días en tu alma

Lo que pasó por él fue la vida, y esta vida fue la luz de la raza humana; la luz brilla en la oscuridad y la oscuridad no la ha vencido. Juan 1: 3-5

Qué gran imagen para la meditación: "... la luz brilla en la oscuridad y la oscuridad no la ha vencido". Esta línea completa el enfoque único adoptado por el Evangelio de Juan para presentar a Jesús, el eterno "Verbo" que existió desde el principio y por quien todas las cosas llegaron a ser.

Aunque hay mucho para reflexionar en las primeras cinco líneas del Evangelio de Juan, consideremos esa línea final sobre la luz y las tinieblas. En el mundo material, hay mucho que podemos aprender acerca de nuestro Divino Señor del fenómeno físico de la luz y la oscuridad. Si consideramos brevemente la luz y la oscuridad desde el punto de vista de la física, sabemos que las dos no son dos fuerzas opuestas que luchan entre sí. Más bien, la oscuridad es simplemente la ausencia de luz. Donde no hay luz, hay oscuridad. Asimismo, el frío y el calor son iguales. El frío no es más que la ausencia de calor. Trae el calor y el frío desaparece.

Estas leyes básicas del mundo físico también nos enseñan sobre el mundo espiritual. La oscuridad, o el mal, no es una fuerza poderosa que lucha contra Dios; más bien, es la ausencia de Dios. Satanás y sus demonios no tratan de imponernos un poder oscuro del mal; más bien, buscan extinguir la presencia de Dios en nuestra vida haciéndonos rechazar a Dios a través de nuestras elecciones, dejándonos así en la oscuridad espiritual.

Esta es una verdad espiritual muy significativa de entender, porque donde hay Luz espiritual, la Luz de la gracia de Dios, la oscuridad del mal se disipa. Esto es claramente visible en la frase "y las tinieblas no lo vencieron". Conquistar al maligno es tan fácil como invitar a la Luz de Cristo a nuestra vida y no permitir que el miedo o el pecado nos alejen de la Luz.

Reflexione, hoy, sobre la verdadera batalla espiritual que tiene lugar todos los días en su alma. Pero piénselo en la verdad de este pasaje del Evangelio. La batalla se gana fácilmente. Invite a Cristo la Luz y Su Divina Presencia reemplazará rápida y fácilmente cualquier oscuridad interior.

Señor, Jesús, eres la luz que disipa toda oscuridad. Eres la Palabra eterna que responde a todas las preguntas de la vida. Te invito hoy a mi vida para que tu Divina Presencia me llene, me consuma y me conduzca por el camino de las alegrías eternas. Jesús, creo en ti.