Reflexione hoy sobre las dificultades que enfrenta

Jesús puso los ojos en blanco y dijo: “Padre, ha llegado la hora. Dale gloria a tu hijo, para que tu hijo te glorifique ". Juan 17: 1

¡Dar gloria al Hijo es un acto del Padre, pero también es un acto al que todos debemos estar atentos!

En primer lugar, debemos reconocer la "hora" de la que Jesús habla como la hora de su crucifixión. Al principio esto puede parecer un momento triste. Pero, desde una perspectiva divina, Jesús lo ve como su hora de gloria. Es la hora en que el Padre Celestial lo glorifica porque ha cumplido perfectamente la voluntad del Padre. Él abrazó perfectamente su muerte por la salvación del mundo.

También debemos verlo desde nuestra perspectiva humana. Desde el punto de vista de nuestra vida diaria, debemos ver que esta "hora" es algo que podemos abrazar y llevar a buen término continuamente. La "hora" de Jesús es algo que debemos vivir constantemente. ¿Como? Abrazando constantemente la Cruz en nuestras vidas para que esta cruz sea también un momento de glorificación. Al hacer esto, nuestras cruces adquieren una perspectiva divina, divinizándose para convertirse en una fuente de la gracia de Dios.

La belleza del Evangelio es que cada sufrimiento que soportamos, cada cruz que llevamos, es una oportunidad para manifestar la Cruz de Cristo. Somos llamados por Él para darle constantemente gloria al vivir Su sufrimiento y muerte en nuestra vida.

Reflexione hoy sobre las dificultades que enfrenta. Y sepa que, en Cristo, esas dificultades pueden compartir su amor redentor si lo permite.

Jesús, te doy mi cruz y mis dificultades. Eres Dios y eres capaz de transformar todas las cosas en gloria. Jesús, creo en ti.