Reflexiona hoy sobre la importancia de reprochar con confianza al maligno

Cuando llegó la tarde, después de la puesta del sol, le llevaron a todos los enfermos o endemoniados. Toda la ciudad estaba reunida a la puerta. Sanó a muchos enfermos de diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios, no permitiéndoles hablar porque lo conocían. Marcos 1: 32–34

Hoy leemos que Jesús una vez más "echó fuera muchos demonios ..." El pasaje luego agrega: "... no les permitió hablar porque lo conocían".

¿Por qué Jesús no permitió que estos demonios hablaran? Muchos padres de la Iglesia primitiva explican que aunque los demonios entendían que Jesús era el Mesías prometido, no entendían completamente lo que quería decir y cómo lograría su victoria final. Por tanto, Jesús no quería que solo dijeran verdades a medias sobre él, como suele hacer el maligno, engañando así a la gente. Entonces Jesús siempre prohibió a estos demonios que hablaran de él públicamente.

Es importante entender que todos los espíritus demoníacos fallaron en comprender la verdad completa de que sería la muerte de Jesús lo que finalmente destruirá la muerte misma y liberará a todas las personas. Por esta razón, vemos que estas fuerzas malignas han conspirado continuamente contra Jesús y han tratado de atacarlo durante toda su vida. Incitaron a Herodes cuando Jesús era un niño, lo que lo obligó a exiliarse en Egipto. El mismo Satanás tentó a Jesús justo antes del comienzo de su ministerio público para tratar de disuadirlo de su misión. Hubo muchas fuerzas del mal que atacaron continuamente a Jesús durante su ministerio público, especialmente a través de la continua hostilidad de los líderes religiosos de la época. Y se puede suponer que estos demonios inicialmente pensaron que habían ganado la batalla cuando lograron su objetivo de tener a Jesús crucificado.

La verdad, sin embargo, es que la sabiduría de Jesús confundió continuamente a estos demonios y finalmente convirtió su malvado acto de crucificarlo en una victoria final sobre el pecado y la muerte misma al resucitar de entre los muertos. Satanás y sus demonios son reales, pero con respecto a la verdad y la sabiduría de Dios, estas fuerzas diabólicas revelan su total necedad y debilidad. Al igual que Jesús, debemos reprender a estos tentadores en nuestra vida y ordenarles que guarden silencio. Con demasiada frecuencia permitimos que sus medias verdades nos engañen y confundan.

Reflexione hoy sobre la importancia de reprochar confiadamente al maligno y las muchas mentiras en las que nos tienta a creer. Cúlpelo con la verdad y la autoridad de Cristo y no preste atención a lo que dice.

Mi precioso y todopoderoso Señor, me dirijo a ti y solo a ti como la fuente de toda la verdad y plenitud de la verdad. Que pueda escuchar solo tu voz y rechazar los muchos engaños del maligno y sus demonios. En Tu precioso nombre, Jesús, reprendo a Satanás y a todos los espíritus malignos, sus mentiras y sus tentaciones. Envío estos espíritus al pie de Tu Cruz, querido Señor, y abro mi mente y mi corazón solo a Ti. Jesús, creo en ti.