Reflexiona hoy sobre la invitación que Jesús nos hace a vivir con perseverancia

Jesús dijo a la multitud: “Los tomarán y los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y las cárceles, y los llevarán ante reyes y gobernadores por mi nombre. Te llevará a dar testimonio ”. Lucas 21: 12-13

Este es un pensamiento aleccionador. Y a medida que este paso continúa, se vuelve aún más desafiante. Continúa diciendo, “Incluso los padres, hermanos, parientes y amigos los entregarán y matarán a algunos de ustedes. Todos te odiarán por mi nombre, pero ni un cabello de tu cabeza será destruido. Con tu perseverancia protegerás tu vida ”.

Hay dos puntos clave que debemos tomar de este paso. Primero, como el Evangelio de ayer, Jesús nos ofrece una profecía que nos prepara para la persecución venidera. Al decirnos lo que está por venir, estaremos mejor preparados cuando llegue. Sí, ser tratado con dureza y crueldad, especialmente por parte de la familia y las personas cercanas a nosotros, es una cruz pesada. Puede sacudirnos hasta el punto de desanimarnos, enojarnos y desesperarnos. ¡Pero no te rindas! El Señor lo ha previsto y nos está preparando.

En segundo lugar, Jesús nos da la respuesta a cómo lidiamos con ser tratados con dureza y malicia. Dice: "Con tu perseverancia asegurarás tu vida". Al permanecer fuertes en las pruebas de la vida y al mantener la esperanza, la misericordia y la confianza en Dios, saldremos victoriosos. Este es un mensaje tan importante. Y ciertamente es un mensaje más fácil de decir que de hacer.

Reflexione hoy sobre la invitación que Jesús nos hace a vivir con perseverancia. A menudo, cuando más se necesita perseverancia, no tenemos ganas de perseverar. En cambio, podemos sentir ganas de arremeter, reaccionar y enojarnos. Pero cuando se nos presentan oportunidades difíciles, podemos vivir este Evangelio de una manera que nunca podríamos haber vivido si todas las cosas en nuestra vida fueran fáciles y cómodas. A veces, el mayor regalo que podemos dar es el más difícil, porque promueve esta virtud de la perseverancia. Si se encuentra hoy en una situación así, vuelva sus ojos a la esperanza y vea cada persecución como un llamado a una virtud mayor.

Señor, te ofrezco mis cruces, mis llagas y mis persecuciones. Te ofrezco en todos los sentidos que he sido maltratado. Por esas pequeñas injusticias, pido piedad. Y cuando el odio de los demás me causa mucha angustia, oro para poder perseverar en Tu gracia. Jesús, creo en ti.